Notó la incomodidad que tuvo el mayordomo nada más abrirle la puerta, todos sabían que la relación entre los dos recién descubiertos hermanos no era una precisamente unida. Incluso después de cogerle el abrigo y acompañarle a un salón donde podría esperar a MinHo, el hombre mayor estaba temblando, temía la inminente discusión que se avecinaba con truenos incluidos.
Dejó las dos maletas de mano que traía consigo a su lado e intentó calmar su nerviosismo. El Señor de los Choi no tardaría en bajar a gritarle cuando un trabajador le dijera que el protegido de los Kim estaba en su salón.
— ¿Qué diablos haces aquí? —dijo el susodicho interrumpiendo sus pensamientos. Como un acto reflejo, JongHyun se levantó del sofá y se frotó las manos. Respiró un par de veces y sonrió, intentando inútilmente que el gesto se contagiara en el otro hombre.
— ¿Es esa forma de saludar a tu hermano mayor? —preguntó con falso buen humor.
MinHo no mordió el anzuelo y solo provocó que su ceño fruncido empeorara.
— ¿No pretenderás que ahora nos hagamos pulseras e intercambiemos ropa como hacen esas mierdas de hermanos, no?
— No todos los hermanos que no se gritan cada vez que hablan se intercambian la ropa —contraatacó con indignación. No se podía intentar ser amable con un hombre que a la defensiva resultaba ser un muro impenetrable—. Que yo sepa, tu novio no utiliza la ropa de tu cuñado.
Tal vez aquella no era la mejor manera de rogar por cobijo mientras uno se alejaba de su novio controlador. Definitivamente no era una buena idea, pero, dios, JongHyun no podía callarse ningún comentario mordaz cuando hablaba con MinHo, se le escapaban naturalmente antes de procesar sus palabras.
— Lárgate antes de que te arrastre hasta la puerta.
Su voz era fría como el invierno de Gyeoul, pero sus ojos ardían con unas llamas que hacían temblar a JongHyun. Necesitaba perder esa batalla para ganar la guerra, y aunque lo entendía en la teoría, ponerlo en práctica era mucho más horrible. Estaba tirando a la basura parte de su orgullo.
— Espera, MinHo... —su voz sonó suave, así que el menor no volvió a atacarle, pero pese a ello, su mirada le juzgaba y su pose era tensa—. He peleado con KiBum, necesito un lugar donde quedarme una semana... No podía quedarme con TaeMin porque está JinKi, he venido aquí como último recurso. No pretendo que nos acerquemos ni nada por el estilo.
MinHo se quedó observándole unos segundos. Ciertamente, aquel metro ochenta y mucho imponía y las facciones masculinas lo hacían realmente atractivo. ¿Cómo era que siendo hermanos los genes habían hecho a JongHyun un hobbit de un escaso metro setenta? ¿Qué clase de broma cruel fue aquella? Ni siquiera se parecían físicamente, aunque tal vez sus continuas discusiones eran fruto de sus muy similares personalidades.
— Puedes quedarte —él sabía que debía aceptar. Al fin y al cabo, JongHyun era un vampiro y su hermano, su casa era la única a la que podría ir. Si enviaba al protegido a algún hotel humano lo más seguro es que KiBum lo matara, TaeMin se enfadara y JinKi lo regañara por cabrear a KiBum y su hermano.
Era demasiado complicado.
— Gracias.
— No me molestes —bufó de mala gana mientras se alejaba.
— No lo haré.
— Por cierto —añadió parándose en el marco de la puerta del salón—, ¿KiBum se ha tomado bien esto? —preguntó con cierta curiosidad.
— ¿Acaso te interesa nuestra vida amorosa? —cuestionó divertido el rubio. MinHo apartó la mirada y mintió con un suave "no"— Entonces no preguntes. ¿Cuál es mi cuarto?
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Despertar una nevada medianoche 【 JongKey 】
FanfictionCuando él despierta, no sabe quién es, no sabe dónde está y mucho menos quién es ese hombre al que llaman "Key", que según le han dicho, lo salvó de morir congelado en el frío bosque que rodea toda la mansión. «Te llamarás JongHyun y adoptarás mi ap...