Capítulo 3- Sábado interminable (II)

1.1K 77 8
                                    

Entró al lugar y yo me quedé sola en la reciente obscuridad de la noche.

Cada minutos checaba la hora, sentía que hacía una eternidad que él había entrado, pero no habían pasado más que cinco minutos.

Comencé a tensarme cuando vi que un grupo de hombres pasaban cerca de donde yo me encontraba. Miraron con recelo la camioneta y siguieron de paso. Uno de ellos se separó del grupo y lanzó un escupitajo a la camioneta. No le presté mucha atención y seguí checando mi teléfono.

Algunos minutos después pasó otro hombre. Miró la camioneta y caminó más rápido que segundos antes y evitó con todo lo que pudo ver hacia mi dirección.

Al pasar los minutos vi que las personas en esa zona ya habían visto la Tahoe de Zayn más de una vez. Algunos la miraban con odio, otros fingían que no existía, pero la mayoría la observaba con detenimiento,  como si estuvieran buscando a algo o alguien.

Aquello me tensaba demasiado. Sabía que la gente en esa zona no era exactamente amable, pero su comportamiento no me terminaba de calmar.

Y luego recordé que era la camioneta de Zayn quien llamaba la atención. ¿Por qué Zayn pasaría tanto tiempo por estos rumbos? ¿Estaría haciendo algún trabajo sucio?

Desde que comenzamos la Universidad -casi dos años atrás- mágicamente su nivel económico había crecido. Era tanto que él mismo se había comprado la Tahoe sin ayuda de nadie, pagaba renta (o eso suponía) en un fraccionamiento exclusivo de la ciudad y había ayudado a sus padres a pagar la escuela de su hermana pequeña.

¿Estaría en medio de algo turbio, algo de lo que ganara mucho dinero?

Una voz masculina me hizo detener en secos mis pensamientos. Miré hacia la izquierda y vi a Zayn platicando con un hombre al menos diez años mayor que nosotros, tan blanco como la cal, cabello rojizo y ojos profundamente obscuros.

Se despidieron con un apretón de manos y Zayn me dio una media sonrisa antes de entrar.

—Lamento la tardanza —dijo tras encender la Tahoe.

Miré el reloj digital del auto y vi que casi eran las nueve. A partir de que los hombres pasar y vieron la camioneta dejé de checar el reloj de mi teléfono y me centré más en la reacción de las personas cuando pasaban cerca de mí.

—Está bien —me encogí de hombros—. ¿Ahora sí me dirás por cuales "cosas" pasaste?

No me respondió por varios segundos. Guardamos silencio hasta que salimos de aquellas calles, como si ellas pudieran contar nuestros secretos.

—Compré nuestra invitación a la fiesta —dijo de forma socarrona.

—Pensé que... que solo tenías que darle a Ryan unas cuantas libras para comprar alcohol.

— ¡Bah! Es un maricón —soltó con un poco de enojo—. Quiere superar lo del año pasado y ahora me pidió que comprara esto.

Del bolsillo de su chaqueta sacó una pequeña bolsita y me la entregó. La observé bajó la luz de la calle y vi que era un polvito blanco. Primero pensé que era azúcar glas, pero Ryan no le pediría eso a Zayn; sería demasiado... simple. Entonces comprendí cómo lograría superar su fiesta del año pasado.

— ¿Éxtasis? —pregunté con evidente sorpresa.

—Sí —respondió encogiéndose de hombros—. Tranquila, será solo para ese estúpido y su noviecita Jennifer.

— ¿Y cómo te las vendieron tan fácil? —inquirí.

—Oh, uno de mis primos es amigo de él. Solo por él me las vendieron —su respuesta sonó increíblemente falsa, sin embargo no se lo hice notar.

Through the Dark || Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora