Through the Dark || Niall Horan

Capítulo 7- Apartamento de Louis & Harry.

El timbre indicando el fin de clases resonó por toda la escuela. Tomé mis cosas en un tiempo record al tiempo que caminaba rumbo a la puerta del salón.

Caminé por el largo corredor hasta llegar a la puerta principal de la Universidad. De uno de los pasillos secundarios sentí como alguien se unía a mi rápido caminar. Me giré y vi como Lydia me miraba esperando a que me detuviera.

— ¿Sucede algo? —le pregunté al detenerme.

— ¿Por qué tanta prisa? —hizo una pausa, pero antes de que pudiera responder se contestó a sí misma—. ¡Oh, claro! Tú y Zayn van a ir a almorzar.

Su tono cantarín solo hizo que mis mejillas se ruborizaban. Le di un golpe ligero en el brazo.

—No intentes darle un sentido que no es. Sabes bien que solo comeremos como amigos, e iremos al apartamento de Louis y Harry.

Comencé a caminar con ella a un lado mío.

—Cómo digas —me dio un codazo—. Diviértete en tu cita y recuerda el “Proyecto NH”.

Me giré para dirigirle una mirada cargada de reproche, pero ella ya iba danzando en sentido contrario a donde yo me encontraba.

Frustrada por mi intentó comencé mi camino hacia donde Zayn se encontraba, a final de la cuadra recargado en su Tahoe. Inspiré y caminé en su dirección.

Lydia y yo habíamos creado hacia una semana y media el “proyecto NH” para poder descubrir que había pasado en realidad con Niall. En un pizarrón habíamos escrito lo que necesitábamos para descubrir un poco más la verdad.

Unos metros más y ya estaba a la par de Zayn. El solo me dedicó una sonrisa antes de abrirme la puerta del copiloto. Entré al auto y él cerró la puerta antes de darse la vuelta.

Ya no me molestaba en entender porque sus cambios de humor. Un día estaba de parlanchín mientras que otros días apenas y hablaba.

Why’d you only call me when you’re high? de Artic Monkeys sonaba por todo el auto mientras íbamos al apartamento de Louis & Harry.

—Cantan bien —dijo Zayn.

—Claro que sí —sonreí—. Son los mejores.

Me giré un poco para verlo con más detalle. Su ceño estaba fruncido, las cejas pobladas enmarcaban sus rasgos dándole un toque exótico y su labio superior era mordido por sus dientes.

No me había dado cuenta de los muchos cambios que había tenido; desde el cabello despeinado hasta los lujos que ahora se daba.

— ¿Admirando la vista, eh? —dijo con tono socarrón.

Mis mejillas se tornaron rojizas por su comentario. Me había descubierto observándolo.

—Tú… nunca me has dicho dónde trabajas —respondí—. Es algo que me da curiosidad.

Su mandíbula se tensó y las bromas habían acabado.

—Ya te lo había dicho.

—No, no es así.

Eso no era parte de lo que Lydia y yo habíamos planeado.

—Yo… trabajo para un tío mío, soy algo así como el “gerente de planta” —dijo pausadamente.

—Pero tú me dijiste que la mayor parte de tu familia está en Oriente y un poco en Bradford —dije recordando una de las primeras conversaciones que tuvimos.

—Es un amigo de la familia, y por el tiempo que llevamos de conocerlo lo consideramos nuestro tío —respondió rápidamente.

—Oh. Te ha de pagar muy bien por lo que veo.