CAPÍTULO 23: ¿MARIPOSAS EN EL ESTÓMAGO?

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POV CHRISTIAN

Volvemos del hospital y nos vamos cada quien a nuestra habitación. Enchufo mi BlackBerry al cargador y lo enciendo para tratar de ver quien me llamó. A la vez reviso el celular que ocupo como "Christian James" y veo que Anastasia no me ha llamado. Por un lado me alivia, y por el otro me molesta su indiferencia. Estoy tentado de llamarla pero desisto. Me distrae oportunamente mi BlackBerry y noto que ya tomó carga. Veo el último número y devuelvo la llamada.

-Hablas al teléfono de Kate Kavanagh. Ahora no te puedo contestar...

Corto la llamada y salgo de la habitación hecho una furia. Busco a Elliot y lo encuentro en la biblioteca de casa de mi abuelo.

-Elliot, sé que no están de acuerdo con mis acciones, pero así como no me meto en sus asuntos, espero que no se metan en los míos...- entro gritando a la biblioteca
-¿Christian, que te pasa?- me pregunta mi hermano interrumpiéndome, sorprendido por mi arranque.
-Pasa que tu noviecita me llamó al BlackBerry, o intentó ponerme una trampa. ¡O tú le pones un hasta aquí, o se lo pongo yo!- advierto.
-¡No te atrevas a tocar a Kate!
-¡Pues tú dile que no se meta entre Anastasia y yo!
-Anastasia debe saber quien eres y estoy de lado de Kate en esto...
-¡Pues dejense de mamadas y ya díganle de una vez!
-Eso te corresponde a ti...
-Yo no le diré nada. Y si ustedes tampoco van a abrir su enorme bocaza, más les vale que no interfieran.
-La estas cagando, Christian.
-Eso no es asunto tuyo.
-Pues no lo hagas mi asunto y no te metas con Kate.
-Pues dile a ella que no se meta conmigo. Si me carga la mierda, me la llevaré por delante por "no abrir la boca", así que si Kate tanto quiere a su amiga, o que hable de una vez o mejor se calle. Estoy hasta las narices de esa bruja; te lo advierto, Elliot. ¡Apártala de mi y de Anastasia!

Salgo de la biblioteca dando un portazo y vuelvo a mi habitación. Llamo a Taylor y le pido me busque un departamento sencillo y pequeño. Si es necesario que saque a Anastasia de ese lugar, lo haré.

Al siguiente día, mi madre decidió trasladar a mi abuelo al hospital en Seattle Northwest, donde trabaja. El traslado se pospuso porque consideraban que primero tenían que mantenerlo en observación y de ser necesario, habría que operar.

Me dedique a ponerme al día en mi empresa a través de videoconferencias con Ros, con la senadora Mitchell-Lambert, con el gobernador del estado y también vi las probabilidades de emprender un nuevo negocio en oriente. Aún lo estoy contemplando.

Así pasaban los días. Ni cuenta me di cuando por fin operaron al abuelo y se había programado su traslado a Seattle. Pero aún cuando me di por satisfecho por avanzar tanto en mi mi trabajo, me sentí mal por olvidarme de mi abuelo durante las últimas tres semanas. Según yo, fui a Montesano a ayudar a cuidar a mi abuelo y nada más toqué la BlackBerry y mi MacBook y me olvidé del resto del mundo...

Si, entre ése resto va incluida Anastasia Steele. Mierda.

Si así fui en mis otras relaciones, ahora puedo comprender porque la mayoría de ellas me ponían la cornamenta tan grande como la de un alce.

Decido compensar a mi abuelo y a mis padres encargándome de todo el traslado y de inmediato Taylor alquila un avión sanitario para que el viaje de vuelta a casa sea cómodo y podamos sobrellevar cualquier eventualidad. Aún así, me llevé una buena colleja por parte de mi abuela. Me dijo lo mismo que pensé hace un momento.

Y con mis ultimas reflexiones en mente me decido a llamar a Anastasia. Mientras entra la llamada, intento inventar una excusa que no insulte su inteligencia y espero.

TE QUIERO SOLO A TÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora