CAPÍTULO 4 ¡INCREÍBLE! parte 2

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POV ANASTASIA

Debo recordar llamar a mi abuelita Ofelia cuando llegue a casa de mi mamá. Gracias a ella me puedo permitir el lujo de viajar en primera clase, porque, ¡cinco horas de vuelo en clase turista son como el infierno!

Nos apresuramos a salir del avión nada más nos dan preferencia y es por que también los de clase turista tienen que despejarse. Caminamos rápido por la sala de primera en el aeropuerto para llegar rápido y dormir más cómodas.

Llegamos a casa de mi madre y ella en lugar de recibirme con un abrazo y un beso comienza a reclamarme porque terminé con Paul. Fastidiada de su actitud la dejó hablando sola y me voy con Kate a mi habitación para llamar a mi padre y a mi abuelita y avisar que ya estamos con mi mamá.

—Hola, pequeña.— me saluda de nuevo mi padre.
—Hola, papá, ya estoy en Savannah con mamá.— le respondo y saco mi pijama de la maleta.
—Si, me llamó para preguntarme si era una broma que adelantarías tu viaje, porque le mandaste un corto mensaje por WhatsApp.
—Si, no tenía tiempo para sutilezas...— le explicó a papá.
—Si, lo sé. Me preguntó el por qué y ya le dije que terminaste con Paul. Seguramente le llamó a Ofelia para quejarse   con ella, no me dejó ni terminar de explicarle.
—Si a mi, nada más me vio bajar del taxi y en vez de saludarme me reclamó.
—Si, ya le habrá dicho a la abuela que por no dejarla educarte vas a terminar como una anciana gatofila comiendo helado y leyendo tus babosadas.— dice mi padre la letanía de reclamo de mi mamá.
—Vale, pues nada más te avisaba que ya estoy con mi mamá, te aviso cualquier cambio.
—Cuídate, mi niña. Hasta pronto.

Corto con mi padre y levanto la mirada, veo en la habitación de mi cuarto en casa de mi mamá y veo una foto que está colgada en la pared. En ella está mi padre biológico Frank Lambert, me sostiene en brazos, era una bebé recién nacida; tras el está la gran responsable de mis locuras, mi adorada abuelita Ofelia Lambert.

Esa mujer siempre estuvo pendiente de mi, desde que falleció mi padre en el ejército, mi abuelita se ha encargado de pagarme las mejores escuelas del país, se encarga de cumplir mis caprichos, —que son muy sencillos—, y de animarme en cualquier proyecto que tenga. Es tan linda y me adora, dice que al ser lo único que quedó de mi también loco padre me he convertido en la sal de su vida, y yo también estaría perdida sin ella.

Cuando conoció a mi papá Raymond, lo quiso también como si fuera un hijo, y dice que es por que es tan idéntico a Frank, y entre ellos me han dado la estabilidad que la nada complaciente Carla May Wilks no me ha dado.

Mi madre es muy enamoradiza, muy despistada, se aburre con facilidad y sobre todo nunca me ha apoyado en las decisiones que tomo.

Me dormí un rato y me di una ducha. Salimos Kate y yo a saludar a Bob, que también es un tipo adorable, y es el único que puede poner a raya a mi mamá y me saluda con cariño para acompañarme a la sala y desayunar.

Saludo a mi madre, tratando de distender el ambiente, pero creo que ella sigue empeñada en arruinar el momento.

—Ahora si, quiero que me des una buena razón para romper con Paul.— me reclama después de saludarme.
—Pues básicamente me engañó y el muy pelmazo dijo que no era lo que parecía después de que lo vi haciendo indecencias con la otra en la calle.— le explicó mientras bebo mi té.

Bob se queda a medio masticar al escuchar. Mi madre mueve la cabeza negando.

—Seguramente viste mal.
—No, Carla. Las dos lo vimos. Es más, yo fui quién lo vio primero. Ana solo le dio su merecido.— le dice Kate.
—¿Y como por qué habrá sido?— pregunta mi madre sardónica.
—Carla...— le reprende Bob.
—Ah, no sé... Dímelo tú, mamá.— le replicó yo.
—Ya te lo dije, si no tienes contento, bien atendido y sobre todo, satisfecho a tú hombre... No es difícil averiguar que va a suceder.— Me dice mi madre.

TE QUIERO SOLO A TÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora