TENÍAS QUE SER TÚ

Capítulo 31: Bath Bomb.

POV Daniela:

(+18)

Después de levantarme de la cama entré al baño con una pequeña sonrisita en el rostro, abrí el agua de la tina y solté un suspiro tomando mi cabello en una coleta, aproveché el tiempo de buscar una de las bombas para el baño y elegí una en color rosa pastel. Esperé que se terminara de llenar la bañera y lancé aquel producto viendo como comenzaba a entrar en contacto con el agua, desprendiendo su color y brillo. Aproveché de encender un par de velas aromáticas que habíamos colocado de decoración y en segundos escuché la voz de Poché seguido del sonido de la puerta cerrándose a espaldas de nosotras, levanté una ceja y me acerqué a ella. Esbozó una sonrisa y estiré mis brazos para así apagar la luz, dejando solo la iluminación de las velas, justo cómo ella había hecho noches atrás. 

Rodeo mi cuello con sus brazos y los míos se fueron a su cintura desnuda, acaricié suavemente su piel con la yema de mis dedos notando como se erizaba ante el contacto y fijé mi mirada en sus ojos, relamió sus labios y seguido a ello, acerqué los míos hacía su cuello, comenzando a dejar un par de besos cortos sobre él, dejé que mi lengua se uniera a ello y succione poco a poco sabiendo lo que causaría, sonreí mientras continuaba bajando hacía su pecho y sentí como levantaba mi rostro, haciendo que le mirara. Negué con la cabeza e ignoré aquello, volviendo a dejar besos húmedos por sus hombros hasta llegar a la tela de su brassier. Mis manos se fueron a su broche y en segundos cayó al suelo, soltó un suspiro. 

Comencé a sentir como acariciaba mi nuca con sus dedos, haciéndome sentir aquel cosquilleo en mi espina dorsal, bajaron lentamente hacía mi brassier y copió el movimiento, haciendo que cayera a nuestros pies, dejé de besarla y esta vez fue ella quien se apoderó de mi cuello, comenzó a pasar la punta de su lengua en movimientos circulares y mis ojos se cerraron automáticamente, mis manos bajaron a su trasero y lo apreté, ella soltó una leve risa. Comenzó a succionar levemente mi piel y supe que quería vengarse un poco de lo que siempre solía hacerle, me importo un carajo el trabajo. Bajé sus bragas lentamente y me reincorporé para así bajar las mías y quedar en completa desnudez, frente a frente. Era muy afortunada de tenerla. Se adelantó un poco haciendo que me ganaran las ganas y llevara la palma de mi mano a una de sus nalgas, impactandola sobre su piel,  se quejó un poco y solté una risa.

En el momento que estuvo por entrar a la tina, negué con la cabeza y tomé su brazo para así detenerla y entrar yo primero, me levantó una ceja y mientras sonreía palmee un poco el agua para que así entendiera lo que había hecho, mordió su labio y me quedé por segundos embobada ante su belleza a poca luz. Abrí mis piernas mientras ella me miraba y entraba para así sentarse entre ellas. Su espalda quedó contra mi pecho mientras que la mía se encontraba apoyada en aquella cerámica, el agua estaba tibia y coloreada en tonos rosados, lo cual me encantaba, en el ambiente podía sentirse el olor a vainilla y a mí, a mi solo me importaba el olor de su cabello. 

Metí mis manos debajo del agua y después de esto las llevé a sus hombros, comenzando a masajearlos lentamente, viendo como caían las gotas hacía su pecho, suspiré mientras sus manos permanecían en mis piernas y yo continuaba dejando suaves caricias sobre su espalda y brazos. Tomé su cabello y lo coloqué de un solo lado, acercando mis labios a su espacio desnudo, dejando besos y leves roces de mi lengua. Su cuerpo se estremeció bajo el agua y se dibujó una sonrisa pícara en mi rostro, comencé a intensificar los besos y mis manos viajaron a su pecho, tomé ambos senos y los apreté, de su boca salió un jadeo casi mudo, apreté sus pezones y moví mis dedos para estimularlos un poco, su respiración comenzó a agitarse y apretó mis piernas, mi mirada seguía cada cambio en su cuerpo. 

Continúe las caricias repetitivamente por su torso, espalda y brazos, veía sus tatuajes y sonreía. Subió sus brazos hacía mí y tomó mi cabeza entre sus manos, se acomodó en mi pecho y volteó la cabeza para así unir nuestras bocas en un beso que hacía notar las ganas que tenía, mordí su labio inferior olvidándome completamente de su herida y no se quejó, al contrario, continúo besándome mientras mis manos llegaban a su vientre, esta vez fue ella quien atrapó mi labio entre sus dientes y abrió los ojos para encontrarse con los míos, ardiendo.