POV Daniela:
Mi celular sonó muy temprano aquella mañana, me quejé un poco debajo de las sábanas mientras que me estiraba un poco tratando de alcanzarlo con la mano, quería dormir hasta tarde, no entendía quién podría ser. Al sentirlo con la punta de mis dedos lo tomé y abrí los ojos para ver el nombre de mi padre en la pantalla, solté un suspiro y respondí, me dijo que estaba todo listo para volver a Miami, que el avión estaría acá en menos de dos horas. Solté un bostezo mientras miraba la hora y negaba con la cabeza, eran las nueve de la mañana. ¿Por qué había pensado que era una hora adecuada para volar? Le agradecí por haberme avisado y colgué el celular, dejándolo a mi lado. Volví a cerrar los ojos un par de segundos y me acerqué a Poché, quién continuaba dormida a mi lado. Esbocé una sonrisa corta y la abracé por la cintura, pegando mi pecho a su espalda. Sentí como se movía un poco y suspiré comenzando a dejar un camino de besos por su hombro, se quejó. Siempre había sido difícil despertarla. Acaricié su brazo por debajo de las sábanas y continúe hasta llegar a su espalda, comencé a trazar dibujos imaginarios con la punta de mis uñas y escuché como bostezaba al mismo tiempo que su piel se erizaba, otra sonrisa se dibujó en mi rostro y me acerqué para dejar un beso corto en su mejilla.
Buenos días, ¿te quieres levantar? — Pregunté mientras dejaba otro par de besos cortos por su espalda. Ella no respondió. Solté una risita y continúe con los mimos. — Tenemos que tomar un avión en dos horas.
Ajá. — Dijo contra las almohadas.
Levanté una ceja y mi mano bajó hasta sus nalgas, las acaricié suavemente y después dejé una pequeña nalgada, escuché como soltaba una risa medio ronca y negó con la cabeza para después taparse completamente con las sábanas. Traté de luchar contra ella un par de minutos hasta que finalmente le dio un golpecito a la cama y salió de ella, sentándose en uno de los costados, se cruzó de brazos y se mantuvo inmóvil en silencio, solté otra risita corta y ella extendió su brazo hacía mí sacándome el dedo medio, negué con la cabeza y me apoyé en mis rodillas para así tomar impulso y abrazarla por la cintura haciendo que cayera a mi lado, ambas reímos y finalmente, abrió los ojos, mirando fijamente a los míos. Le sonreí mientras me acercaba a robarle un beso corto y arrugó su nariz.
Eres un fastidio, Calle. — Murmuró mientras se frotaba los ojos.
Estás muy grosera, María José Garzón. — Dije exagerando un poco mi tono de voz, ella sonrió. Quería que me sonriera toda la vida.
Es que no me dejas dormir, estoy muy cansada.
Me imagino que sí. — Levanté una ceja y me alejé antes que me diera un empujoncito.
Solté una carcajada y rodé un poco entre las sábanas hasta llegar al borde del colchón, me levanté y comencé a estirarme un poco, aún estábamos desnudas y opté por permanecer así mientras me levantaba y caminaba hasta el baño. Me quedé apoyada en el marco de la puerta un par de segundos y volteé a ver a Poché, quién mantenía su mirada fija en el techo, relamí mis labios y suspiré. Aclaré mi garganta exageradamente y levantó su cabeza para así brindarme su atención. La llamé con mi dedo índice y negó con la cabeza mientras sonreía sin mostrar los dientes. Se levantó y me aseguré de no perder ni un solo detalle de ella, aquel cabello brillante y despeinado, sus ojeras, las marcas de las sábanas en sus brazos, su rostro de cansancio, la manera en que se estiraba en cada paso que daba, todo era perfecto. María José Garzón era una obra de arte.
Al llegar a mi lado la abracé por la cintura y ambas entramos al baño entre risas.
Después de terminar de organizar todas las cosas, esperamos pacientemente en la habitación mientras llegaba el auto que nos llevaría hasta el aeropuerto, al estar sentadas en la cama comencé a pensar lo que pasaría después de éste viaje, lo que podríamos hacer al estar de vuelta en Miami, cómo podría reorganizar toda mi vida ahora que no había firmado el contrato, la idea era volver a casa con una firma y así comenzar a grabar los temas, pero ahora esta nuevamente en el limbo, al menos estaba tranquila ya que las noticias aún no tenían ningún gran interés en mí como para crear una controversia, nadie sabría lo que había pasado, las personas con las que me había encontrado creerían que fue un simple viaje y me parecía bien.
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TENÍAS QUE SER TÚ
FanficMaría José era una veinteañera dedicada a la fotografía, desde muy pequeña su gran pasión había sido capturar sus momentos favoritos en una cámara digital, su familia solía pensar que era solo una fase y en algún momento ella también lo creyó, hasta...