TENÍAS QUE SER TÚ

Capítulo 50: Llegas tarde...

POV Daniela: 

Días después.

"Está todo bien, Daniela, está todo bien, inhala, exhala, inhala, exhala." repetía en mi mente mientras mantenía mis ojos cerrados y mi cuerpo apoyado en el espaldar de la cama de aquella habitación, mis nervios en este momento estaban a flor de piel, no podía creer que era en lanzamiento oficial de mi primer álbum, dios mío, mi primer álbum. ¿En qué momento sucedió esto? Entendía y estaba consciente de las veces que pasé días enteros en el estudio, las noches sin dormir escribiendo canciones y todo el estrés que vino al momento de incluir la música, pero aún parecía irreal estar a punto de lanzar a la venta aquel resultado. El material músical ya se encontraba en un par de discotiendas del país desde hace algunas horas, sin embargo, las ventas físicas comenzarían mañana debido a la hora del estreno, que sería a media noche. 

En esta ocasión me encontraba en casa de mis padres, quienes habían ofrecido una gran fiesta, la planta baja estaba repleta de gente; compañeros de mi papá, amigas de mi mamá, familiares cercanos, lejanos, primos pequeños corriendo de un lado al otro, mis ex compañeros de clases, amigos con los que hacía un tiempo no tenía contacto, en fin, habían cientos de personas a las que ellos habían invitado, sin embargo, la única que quería que estuviese acá, aún no llegaba, por ello continuaba en mi habitación. Revisé en reiteradas ocasiones mi celular esperando un mensaje de aquella peliazul, pero no había nada, el último había sido hace ya unas horas, se suponía que debía estar acá. 

Dani, mi amor... ¿Puedo entrar? — Escuché la voz de mi madre al otro lado de la puerta. 

Sí mamá, pasa.  

Al hacerlo cerró nuevamente detrás de nosotras y se acercó a mi cama, se sentó en la esquina y buscó mis manos, le dediqué una sonrisa corta y ella la correspondió. Nuestra relación se había dañado muchísimo desde la última discusión, sin embargo, con el pasar del tiempo comenzaba a fluir nuevamente y aquello me hacía muchísimo bien, después de todo, no hay nada como el amor de una madre. 

¿Por qué estás aquí arriba? La gente pregunta por ti, están tus tías, tus primos... Todos preguntan...

No es nada mamá, es solo que estoy esperando a Poché, aún no ha llamado, me tiene un poco preocupada. — Contesté, ella soltó un suspiro. 

Ay, linda, debe estar por llegar, no dejes que eso te apague el ánimo, vamos, ya casi es la hora. 

Era muy fácil para mi madre decir eso, no era ella quien sentía el vacío cuando Poché no estaba cerca, sin embargo, sabía que tenía razón, no podía permanecer la noche encerrada en la habitación hasta que llegara — lo cual esperaba fuese en cualquier momento — y la idea de encontrarme cabizbaja en un día tan importante como este no era muy agradable. 

Solté un suspiro y asentí con la cabeza. 

Está bien mamá, en un segundo bajo, ve tú primero. 

No tardes mucho, Dani... — Dijo antes de levantarse, dio unos pasos hacía mi y se inclinó para acariciar mi mejilla, repentinamente me abrazó y dejó un beso corto en mi frente. — No te haces una idea de lo orgullosa que estoy de ti y lo mucho que te amo, mi niña. 

Esbocé una sonrisa y cerré los ojos correspondiendo a su abrazo. 

También te amo mamá. 

Aquel abrazo finalizó y su mano volvió a acariciar mi rostro, observé sus ojos cristalinos y tragué en seco bajando la mirada, jamás había sido fácil verle llorar. Después de darme la espalda, caminó hasta la puerta y salió dejándome completamente sola otra vez. Solté un suspiro pesado y escribí otro mensaje un poco molesta al número de Poché, en este momento ya mis emociones habían pasado por una montaña rusa, no podía creer que no estaba acá. Me levanté de la cama y dejé mi celular sobre la mesa de noche, si no había un mensaje hace horas no creía que fuese necesario bajar con él. Dios, Daniela, que bipolar estás. Me miré al espejo una vez más y acomode un poco aquel traje que había decidido usar la tarde de hoy, este se basaba en un pequeño top de encaje, un pantalón corte alto y un blazer, todo en color blanco. Me coloqué un poco más de perfume y me decidí a bajar.