4.

132 13 3
                                    

Basta de recuerdos, Karol.

¿Y si llega el día en el que alguien abre estas cartas? Sabrá de los recuerdos y no de nuestra

corta,

aunque infinita,

historia.

Recuerdo, la primera vez que nos vimos.

Tú no eras más que una niña de trece años.

Dulce.

Inocente.

Y yo, un chaval arrogante de dieciséis, que provenía del barrio de al lado,

ese oscuro,

al que la gente teme por las noches.

Dicen que solo amas una vez. Y que el resto de tu vida, intentas encontrar a alguien con quien intentar sentir,

vivir,

lo mismo.

Yo amé una vez, y no espero encontrar de nuevo lo mismo.

Me basta con pensar que fuiste tú a la que amé. Por primera vez.

Me acerqué a ti, recuerdo que no con buenas intenciones, y pregunté por tu nombre.

Me bastó con ver tus ojos.

El mar, el inmenso mar de tus ojos,

tus labios,

y tu pelo.

Oh, dios mío, tu pelo. Tu precioso pelo rizado, del color del carbón,

¡que me peguen un tiro si alguien encuentra cosa más preciosa!

Me bastó con mirarte a la cara,

para comprender lo duro que se te hacía el día a día, en una sociedad como la nuestra.

Mis gestos, palabras de “chico rudo" se esfumaron,

tan solo al verte a ti. Se me derritió el corazón al verte tan asustada.

Y pensar que lo único que logre sacar de mi garganta con mucho esfuerzo fue un “Buenas noches, Karoline. Nos vemos pronto."

¡Que cobarde fui! Lo debo de admitir. Pero mereció la pena eso de hacerte sonreír.

Cartas a KarolineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora