Hoy he ido a visitarte, y he pillado a dos chavales pintando en las lápidas.
Cuando se han acercado a la tuya les he pegado un grito. Al momento han salido corriendo.
Los muy cobardes habían pisado tus preciosas flores.
Así que decidí volver a comprarte los tulipanes que tanto te encantan, y las rosas que tanto admirabas.
Lo he limpiado todo, y he colocado te colgante favorito entre las flores.
Eras tan delicada como cualquiera de ellas.
Una pena el que no hubiera podido aprender a cuidarte como es debido.
ESTÁS LEYENDO
Cartas a Karoline
RomanceTan fría que quemaba. Tan rota, que cortaba. Sí, Karol, hablo de ti.