11.

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A veces me gusta despertarme e imaginar que aún estas al lado izquierdo de la cama.

Durmiendo.

O soñando.

Y me gusta pensar que soñabas, que soñabas conmigo.

O con nosotros.

Y de repente me doy de bruces con la realidad.

Y veo que no. Que no estás. Que no sigues.

Que te has ido.

Y por mucho que intente imaginarme un mundo en el que estemos juntos de nuevo,

no puedo.

Simplemente, no puedo.

(Nunca fui bueno en eso de imaginar, creer o soñar, soy más de esos que se quedan atrapados en un sentimiento,

o pensamiento.

En este caso, sentimiento.

La culpa.)

Te echo de menos.

Vuelve.

Cartas a KarolineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora