One shot, Two shots [YOONMIN]

Twenty-first Shot

—Mmm.... ¡A-ah! ¡Joder!.

Con sus dos manos se coge a los lados de la cabeza. Sentía que iba a explotarle. Tenía el cuerpo como si un tractor o algo pesado hubiera pasado encima suyo, sobretodo le dolía y ardía cierta zona, sus labios se encontraban sensibles al igual que sus pezones.

No recordaba absolutamente nada y eso le preocupaba. Lo único que recuerda es haber ido con Jungkook a cenar y luego a su departamento a tomar unos tragos, lo demás... Lo demás quedó en negro.

Está tan sumido en sus pensamientos que no se percata de que se encuentra desnudo mientras un tranquilo chico de piel lechosa, también desnudó, duerme plácidamente del otro lado de la cama con el rostro cubierto por algunos mechones negruzcos rebeldes, los labios finos entreabiertos y una de sus manos enrolladas en la cintura del castaño.

Luego de suspirar y darse por rendido de no recordar nada, mueve un poco la cabeza para despejar su mente y voltea al otro lado de la cama.

—¿Pero qué...? ¡Mierda!.— Jimin se cubre la boca asombrado por la escena que presencian sus ojos.

"Eres el rey de los putos, Park... Te acostaste otra vez... ¡Con Min! ¡Por un carajo!"

Claramente, Jimin había metido la pata o tal vez se la habían metido... Es ilógico volver a cometer el mismo error. Estaba ahí todavía cubriéndose la boca, pálido del susto sin saber qué hacer.

—Y-Yoon...Y-Yoongi-i...— murmuró Jimin mientras movía un poco su hombro.

Pero eso no logró que el pálido se moviera de su posición, al contrario, el agarre en su cintura fue más fuerte que hizo que Jimin se apegue al pecho del pelinegro. Se sentía cálido y suave, y podía sentir cómo su corazón latía pausadamente.

Jimin estaba muy nervioso y otra vez esa zona le dolía, pero era un dolor... Placentero.

El pecho de Yoongi subía y bajaba y el aire que botaba por sus fosas nasales le hacían cosquillas en su cabeza. Por un momento olvidó el dolor de cabeza.

Con Taehyung cuando tenían relaciones o hacían el amor, era distinto, sobretodo después del coito, nunca se había sentido así. En los brazos de Yoongi se sentía protegido, capaz de lograr todo.

Observó su pecho que brillaba un poco por los rayos del sol y se dio cuenta que tenía marcas violáceas, mordeduras y pequeñas rayas como si lo hubiesen arañado.

"¿¡Mordeduras en los hombros!? Eres un animal..."

Sumido en sus pensamientos dudando si hacer pequeños trazos por el pecho de Yoongi debido a que la zona tonificada se veía tan suave y reluciente como la porcelana.

A punto de que sus dedos puedan sentir la textura, el pelinegro despierta abriendo los ojos lentamente acostumbrándose a la luz colada en su ventana.

—Buenos días...— Saludó Yoongi con una sonrisa asomándose en su rostro.

—B-buen-nos días...— tartamudeó el menor. Desvío su mirada avergonzado, pues no sabía cómo afrontar la situación en la que se encontraban.

—¿Jimin?

—¿Ah? ¿Si?

—Pregunté qué era lo que querías desayunar.