One shot, Two shots [YOONMIN]

Twenty-fifth Shot

Sus ojos seguían fijos en ese rostro, veía cualquier gesto que hacía detenidamente.

Había una marca en su pómulo izquierdo, como si lo hubieran arañado. Lo recordaba; esa marca característica en el rostro del azabache, cuando de casualidad jugando entre ellos, Yoongi lo arañó. Lloró por haberle causado una herida a su lindo amigo, -en ese entonces, claro- pero no era una cicatriz fea, al contrario, lo hacía ver más varonil.
El azabache tampoco quitaba la mirada del lindo y pálido rostro, amaba ese rostro, pero lo amaba más si es que habían lágrimas y gestos de dolor.

—¿Y bien? Estoy esperando, Jungkook.— se cruzó de brazos y se recargó en la silla.

—Yoongi, no tengo nada qué confesar porque no sé de lo que estás hablando.— dijo el azabache poniendo una mirada confundida.

—¿Sabes que puedes volver a la cárcel?... ¿Quieres volver a que te internen?— apretó la mandíbula haciendo rechinar los dientes. La mirada de Jungkook se tornó oscura al escuchar esas oraciones.

—¿Y qué te hace pensar que yo te envié unas fotos?— dijo cruzándose de brazos.

—El correo.— Jungkook movió la cabeza confundido.— El correo que usaste para enviar esas fotos.

—¿Ok? Sigo sin entender qué tiene que ver eso conmigo.

—¿Recuerdas el correo que usaba de adolescente? El correo que tuve que darte para que revisaras mis cosas, estuvieras tranquilo y dejaras tus enfermizos celos de lado.

—Oh. Ese correo... Pero... recuerdo que dijiste haber cambiado la contraseña.
Después de... ya sabes... que me encerraran. Te deshiciste de todo lo que nos unía.— dijo eso último con rencor, dolor y tristeza.

—Sí, lo hice. Pero oh, casualidad. Sales de ese lugar, Jimin trabaja contigo y el correo llega a mi cuenta con esas fotos. ¿No te parece demasiada coincidencia? Solo tú sabías de la existencia de ese correo.

—¿Sabes que la editorial pertenece a mi tío? Por eso trabajo aquí. Y me asignaron a Jimin como mi jefe. No creas que todo gira en torno a ti. Además no tienes pruebas, Yoongi.

—Entonces no niegas que enviaste esas fotos.

—No he negado ni he afirmado nada. Solo dije lo que es por lógica. ¿Por qué sigues pensando que te quiero lastimar? Te dije que ya estaba recuperado. Todo lo hice por ti.— coge las manos de Yoongi que se encontraban sobre la mesa y este dio un respingo por el repentino contacto. Las manos de Jungkook eran cálidas y la venda que cubría una de ellas se sentía un poco húmeda, tal vez por la sangre.— Me recuperé por ti... Suga... ¿Sabes lo difícil que fue pasar años encerrado en ese lugar? Pero lo soporté solo por ti.

—Qué conmovedor...— Yoongi retira las manos y rompe el contacto entre Jungkook. Ve una pequeña mancha de sangre en el dorso de su mano y la limpia.

—No estoy tratando de conmoverte. Te digo la verdad. He cambiado... Ya no soy el de antes. Créeme...— la voz de Jungkook se quebró.— Por favor...

—Será muy difícil... Ya te perdoné, pero confiar en ti... Lo siento. Eso no puedo hacerlo. Y si no vas a confesar, yo lo averiguaré. Te advierto.— dijo alzando su dedo índice hacia el rostro del azabache.— Si algo le pasó a Jimin juro que te arrepentirás. Juro que pagarás todo, incluso lo que me hiciste cuando era un niño ingenuo y creía que todo lo que me hacías era por amor.— bajo el dedo al presentarse un recuerdo en su mente, río amargamente.— Te digo un dato interesante... Tú no fuiste el único al que encerraron. Tuve que ir al maldito psiquiatra por tu culpa. Por que tú me distorsionaste la mente.

Se levantó de golpe de la silla y las tazas de café que hace unos momentos había entregado la mesera se derramaron por el movimiento. Haciendo que un poco del café que había ahí cayera en los pantalones del azabache, provocándole un ardor en sus muslos, frunciendo el ceño por el dolor. Inmediatamente el pálido agarra unas servilletas y comienza a limpiarlo. Yoongi, al ver el desastre que ocasionó, se sonroja de la vergüenza. Después de limpiar al chico, sintió una vibración en una de sus piernas. Era su celular.