17.

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-Hola Ana. -dijo ella al otro lado.

Llevaba el peluche agarrado con una mano. Sus pelos estaban más revueltos que nunca y tenía cara de cansada.

-Pasa. -dije apartándome de la puerta.

Ella entró mirando la casa. Supuse que se había quedado algo impresionada por como era. Por como la miraba, especialmente.

-He venido a hablar. -dijo dando unos pasos sin dejar de mirar a su alrededor.

-Estaba preparando algo para cenar. Aunque no tengo mucha hambre. Pero, ¿quieres algo? -dije.

-No, gracias. -dijo seca.

Le llevé hasta el salón, para que se sentara en un sillón, yo me senté en el de enfrente.

-¿Por donde empiezo? -dije.- Miriam, yo lo...

-Creo que debería hablar yo, Ana. -dijo Miriam cortándome. Esperó a que reaccionara y asentí para que continuara.- ¿Cómo lo conseguiste? -dijo cogiendo el peluche y poniéndolo encima de la mesa.

-Yo...se lo pedí a tu hermano.

-¿Qué? ¿A Efrén? ¿Cómo?

-Mimi me consiguió su teléfono, le dije que quería hacerte un regalo por tu cumpleaños adelantado, porque para la fecha yo ya no estaría aquí.

-Y mi hermano como es una de las personas más buenas que conozco en este mundo te lo envió sin ningún problema. -dijo y yo asentí.- ¿Cómo te acordaste? Era una tontería.

-No, no lo era. Se me quedó en la mente porque era algo que de pequeña te hacía sentir bien, fuerte. Y yo quería recordarte que lo eres. Que nada puede contigo. Y que una gilipollas como yo tampoco.

-No eres gilipollas, Ana.

-Lo soy. O eso, o tengo un problema con el alcohol. -dije sin reírme.- O ambas.

-Gracias.

- ¿Por qué? ¿Por arruinarte la vida? ¿Por hacer que no vuelvas a confiar en nadie? ¿Por no saber controlarme y... -dije antes de que me cortara.

-Ana, para. Que te hayas acordado de esto. -dijo levantando el peluche.- Dice mucho de ti. Muchos podrían pensar que es algo insignificante y olvidarse. Pero tú pensaste en mí, me escuchaste. Eso es lo que necesito en alguien.

-Si pero Miriam, no creo que sea suficiente. Lo he estropeado todo.

-Lo hiciste. Es verdad. Ahora todos saben lo que me pasó. -dijo Miriam tragando saliva.- ¿Sabes lo bueno? Que ni me juzgan, ni me miran con pena, ni me hablan del tema. Me siguen tratando como antes.

-Porque son buenas personas. No como yo.

-Ana, es verdad que la cagaste. Lo hiciste y es así. Verdaderamente lo del beso con Mimi no me importa, lo de Pablo si me importa un poco más. Pero lo que me dolió en ese momento fue que contaste uno de las cosas que no había confiado en nadie.

-Lo sé, y no me puedo arrepentir más. De verdad te lo digo. No te pido que me vuelvas a confiar algo así otra vez, solo te pido que hablemos por la calle, que nos saludemos, no tenemos por qué ser amigas si no quieres. -dije para hacer una pausa.- Aunque ya se me hacía imposible ser tu amiga antes. -dije en un tono de voz más bajo.

-De verdad que intenté enfadarme contigo. Te lo digo muy enserio. Y estuve molesta, dolida. Pero no puedo enfadarme. Porque te veo. Veo esa cara de no haber dormido, de no comer, de arrepentimiento. Y solo quiero perdonarte para que vuelvas a tener la energía que desprendes siempre y de la que estoy tan enamorada.

Hay algo en ti ✨ (WARIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora