30.

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-¿Qué pasó, Ana? -me preguntó Efrén al día siguiente por la mañana.

-Que soy gilipollas. -dije.- Le di a entender que prefería que no estuviéramos juntas.

-¿Cómo?

-Me enfadé porque me dijo algo que no tendría que haber dicho y le dije eso indirectamente.

-¿Qué te dijo?

-Que qué razones tenia para volver a la vida de mierda que tenía antes. -dije y ante la cara de su hermano continué.- Ya sabes como es Miriam, en situaciones de estrés se pone a decir cosas que no quiere decir realmente. Y pues bueno...estábamos un poco perdidas en el bosque.

-Me da igual, no tiene ningún derecho a decirte lo que te dijo. -dijo Efrén.- Pero tú tampoco te libras. ¿Cómo se te ocurre decirle que estaríais mejor separadas?

-No se lo dije directamente, yo...

-Ana, pero se lo dijiste. -dijo Efrén.

Yo me di la vuelta y me puse a doblar la ropa que tenía encima de la cama.

-Y esto... ¿dónde está?

-En un sitio que tiene ella al que va a pensar.

-¿Dónde es? -le pregunté otra vez.

-Volverá por la tarde, Ana. No te preocupes.

-¿Qué no me preocupe? -dije dándome la vuelta.- Mi novia está en algún lugar que desconozco por mi culpa. Necesito arreglarlo.

-Mira Ana, duerme un poco, que por tus ojeras diría que no dormiste nada esta noche. -dijo Efrén todavía apoyado en el marco de la puerta.- Cuando te despiertes seguro que ya está aquí.

-Pero...

-Ana, necesita estar sola. -dijo cambiando de postura.- Solo sabemos nosotros de ese lugar porque un día se quedó tanto tiempo ahí que pensábamos que le había pasado algo y le obligamos a contarnos dónde había estado. -dijo Efrén.

-Pero yo...

-Ana, haz lo que te he dicho. -dijo cortándome.- Dame la ropa para lavar.

Yo no volví a insistir y le di la colada a Efrén. Me tumbé en la cama intentando dormir sin éxito. Pasado el rato cogí el móvil metiéndome a la galería. 

Había llegado al punto de crear una carpeta con solo fotos de Miriam, sola o bien conmigo. Necesitaba verla, verla y decirle que lo sentía que no pensaba nada de lo que le había dicho. Ella se había disculpado por lo que había dicho y yo no le había escuchado. 

Pasado el rato me puse a pensar. ¿Y si tal vez estar separadas no era tan mala idea? Me iba a ir igualmente en una semana y no quería que Miriam sufriera más viendo como se iban los días que nos quedaban juntas.

Miré todas las fotos una y otra vez hasta que me quedé completamente dormida. Para cuando desperté eran las cinco de la tarde y tenía tantísima hambre que bajé corriendo a la cocina, mirando todavía la foto que tenía en la pantalla de Miriam.

Llegué a la cocina y cuando levanté la vista del móvil me la encontré. Concentrada, con una ojeras increíbles y el pelo despeinado, comiendo una ensalada que se debía de haber preparado al llegar.

-Miriam... -dije con un tono bajo de voz.

Ella levantó la mirada y me miró triste. Se levantó del asiento y cogió el bol de la ensalada y un vaso de agua en dirección a la terraza.

-Necesito hablar. -dije siguiéndola no sin antes coger una manzana.

Se sentó en una silla y se puso a comer de nuevo mirando hacia el frente.

Hay algo en ti ✨ (WARIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora