XV.

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Un molesto timbre de teléfono sonando en la lejanía de la realidad despertó a un adormilado Donghae de su siesta de recuperación emocional. Abrió los ojos acostumbrándose a la casi extinta luminosidad natural que se colaba por las ventanas de aquella acogedora sala. Se incorporó lo suficiente como para quedar sentado y, aún bastante confundido, tomó su teléfono, contestando la llamada sin ver el identificador.

—¿Bueno?

Donghae, ¿donde estas?

Su cuerpo entero se paralizó y el alma se le escapó, corriendo a toda velocidad lejos de ahí. Apretó el teléfono con su mano derecha, casi al punto de romper la pantalla por la fuerza con la que oprimía al aparato. Pronto sintió como si estuviera hiperventilando, aunque lo más probable es que todo eso estuviera en su cabeza.

No respondió pronto, presa de un miedo irracional e incontrolable que poco a poco se había apoderado de todos sus sentidos.

Contéstame.

La persona al otro lado de la línea se escuchaba ciertamente irritada, cosa que a Donghae le provocó una opresión en el estómago que sabía a pánico. Incluso si pudiera hablar, no diría donde estaba. Antes loco.

Bien, si no vas a decirme esta bien, en realidad no me importa. Como sea, solo quería pedirte que vinieras a sacar tus cosas del departamento cuanto antes. YoonA vendrá a vivir conmigo y no quiero tener tu ropa y todo eso todavía por aquí. Ya bastante tengo con el hecho de que rompiste tu promesa...

Yo no... rompí ninguna promesa. Tu fuiste el que lo arruinó todo en cuanto nos golpeaste, en cuanto dejaste muy en claro que has estado saliendo con alguien más todo este tiempo, yo no...

Ah si, ¿y de quien fue la culpa? Yo no fui el que se lanzó a los brazos de un tipo a quien acababa de conocer justo después de medio terminar con mi novio.

¡Yo no me lance a los brazos de nadie!

¡Que ni se te ocurra gritarme!

La voz grave y molesta del hombre al otro lado de la línea bramando con amargura fue lo suficientemente tosca como para que Donghae quisiera llorar otra vez. Por supuesto que no lo hizo, pero poco le faltaba. Se quedó callado mientras volteaba a ver hacia todos lados, rezando para que Heechul no estuviera rondando por ahí (pese a que era su casa).

Como sea, no estaré en el departamento por los siguientes tres días. Llevaré a YoonA de vacaciones a Tokyo. Si te hubieras aguantado un poco más las ganas de irte con alguien más serias tu el que estuviera empacando.

No es como que tu relación haya avanzando de la noche a la mañana. Si ya te la llevas de viaje es porque la conoces desde mucho antes, ¿me equivoco?

Para nada. Que bueno que ya vas entendiendo tu lugar en esta larga cadena de personas. Quiero tus cosas fuera para cuando regrese.

Y así sin más, la llamada terminó. Y con ella, las pocas esperanzas que tenía Donghae de que Siwon hubiera siquiera pensado en él en los últimos meses. Estaba claro que no era así. No cuando la relación de Siwon con esa tal YoonA parecía tan seria como la que tenía con él hace un tiempo. Y eso que Donghae apenas la había conocido ayer.

Se sintió tan de poco valor que se tiró de nuevo al sofá, pensando en todo el tiempo invertido en aquella relación que él pensó, en algún punto, duraría para siempre. Que equivocado y estúpido se sintió.

Pero no tuvo tiempo de hundirse de nuevo en la agonía emocional porque su teléfono volvió a repicar. Esta vez vio el identificador antes de contestar, pero poco sirvió ya que era un número desconocido el que llamaba. Pasó un dedo por la pantalla para responder y se puso el aparato en la oreja.

|Out of Control|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora