LVI.

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Una cama. Una cama con dosel. Una cama con dosel en la terraza, junto a la alberca.

Si Donghae giraba el rostro podía ver el cielo obscuro repleto de estrellas, las cuales sorprendentemente se podían ver a la perfección incluso con la luminosidad de la ciudad.

De todas formas si Donghae cerraba los ojos también veía estrellas, especialmente con cada intensa y repentina penetración de parte de Hyukjae, quien sostenía sus manos por encima de su cabeza y lo tenia gimiendo a todo volumen en la terraza del ultimo piso de aquel extraordinario lugar.

Bajó el rostro para robarle otro de esos besos que lo hacían gimotear porque los labios ya le ardían demasiado pero aún así quería continuar, quería seguir robándole el oxígeno y un pedazo de su alma por cada vez que sus lenguas se acariciaban la una a la otra y sus dientes atrapaban sus labios, y los mordían.

Donghae seguía gimiendo el nombre de Hyukjae mientras este salía y entraba en él con tanta fuerza que todo el dosel se movía. Incluso todo dentro de su cabeza se movía y lo único que se quedaba quieto era esa parte de su cerebro que lo hacía pedir por más. Su cuerpo entero estaba ardiendo, casi sentía que podía combustionar. Su cabello mojado caía sobre su frente y le daba coraje porque interrumpía la bella imagen del rostro de Hyukjae deformándose en placer y sensualidad.

Quiso decir algo, pero de pronto esa sensación tan intensa e incomprensible por la que tanto había estado esperando comenzó a estallar en cada parte de su cuerpo. No tuvo de otra más que apretar los párpados, escondiendo sus ojos inundados en lágrimas, reacción típica de su cuerpo cuando estaba al borde del colapso total.

El sexo con Hyukjae era de otro mundo. Nada se comparaba, absolutamente nada, ni siquiera todos los orgasmos que tuvo en sus años de puberto/adolescente calentón a finales de la preparatoria y en la universidad. Hyukjae tenía habilidad para hacerlo tocar polvo de estrellas con la punta de los dedos, para mandarlo a un limbo en blanco y negro en donde el placer lo atacaba por todos lados.

Como sea, al abrir los ojos de nuevo no estaba seguro de si lo que veían eran fuegos artificiales o galaxias colisionando frente a él. Los colores explotaban en su campo visual mientras Hyukjae lo penetraba con todavía más fuerza de ser posible, saliendo de él con una lentitud tortuosa y casi insultante para después entrar con brusquedad y violencia, arrancándole un gimoteo suplicante y desesperado a Donghae, quien ya estaba cayendo por aquel acantilado que lo hacía apretar los dedos en la espalda de su novio y retorcerse tanto como podía y quería.

Llegó al orgasmo entre maldiciones al aire y cosquilleos tan intensos como tortuosos en toda la extensión de su cuerpo, desde la punta de los dedos de los pies hasta el más fino de sus cabellos. Hyukjae lo embistió por última vez antes de echar la cabeza hacia atrás mientras se liberaba, soltando las ya rojas manos de Donghae, dejándolo libre.

No supo si era el extasis de la situación o si sencillamente tener sexo con Donghae siempre era igual de alucinante, pero cada músculo de su cuerpo vibraba de emoción. Tardó lo suyo en componerse mientras a sus oídos llegaban las respiraciones errantes de Donghae, quien también hacía su lucha por recuperar el aliento. Y no es que les costara trabajo, era simplemente que todo aquel acto siempre les hacía entregar absolutamente todo de si mismos y al final no les quedaba nada más que cosquilleos paseándose sobre sus pieles y espasmos pasajeros.

Cuando se hubo recuperado un poco, Hyukjae salió de él, provocándole un ligero estremecimiento acompañado por un siseo entre tímido y fugaz. Se deshizo del condón como es debido y se dejó caer a un lado suyo, tomando una de aquellas manos entre las suyas y luego besándola ligeramente.

Donghae retiró el brazo que había puesto en su rostro solo para voltear a verlo mientras el aire frío comenzaba a acariciar la piel desnuda de su cuerpo.

|Out of Control|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora