LVII.

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Algo... húmedo.

Era una sensación perdida entre lo más profundo de su memoria. Su sueño era tan pesado que le costaba discernir si lo que sentía era parte de una ilusión o si en verdad le estaba pasando. De un momento a otro se vio en la necesidad de abrir los ojos, revoloteando los párpados y comenzando a jadear.

Solo girando la cabeza hacia ambos lados de la cama, Hyukjae se dio cuenta de que sus manos estaban hechas puño, aferradas a las blancas y arrugadas sábanas. No entendía muy bien el porqué, pues todavía estaba medio adormilado. Le costó lo suyo, pero cierto movimiento de la lengua de Donghae le hizo retorcerse mientras, desesperadamente, trataba de despertarse a como fuera lugar.

Fue entonces que vio aquel bulto entre sus piernas bajo la colcha, uno que se movía hacia arriba y hacia abajo, enviándole sensaciones que lo tenían con la espalda pegada al colchón y la boca abierta mientras comenzaba a gemir como loco.

—¿Que... que estas haciendo? Oh... — logró articular mientras escuchaba una pequeña risa y la sarta de sensaciones se detenía, dándole unos segundos para respirar correctamente.

La colcha comenzó a deslizarse hacia abajo por partes hasta que la cabeza de Donghae, con el cabello revuelto por la fricción, surgió de entre sus piernas.

—¿No es obvio?— recibió como respuesta.

Tan pronto como contestó, Donghae volvió a tomar el pene de Hyukjae con una mano mientras que con la otra acariciaba sus muslos y la parte baja de su abdomen. Sin darle tiempo a decir una sola palabra y viéndolo tan directamente a los ojos como la tensión del momento se lo permitía, se agachó para pasar la punta de su lengua por toda la extensión del miembro que sostenía su mano.

Hyukjae le perdió el ritmo con la mirada y echó la cabeza hacia atrás, apenas teniendo fuerzas emitir sonidos aleatorios desde el fondo de su garganta. Sus dedos ya se habían tornado de color blanco por la fuerza que ejercía para apretar las sábanas entre ellos. Sus piernas comenzaban a temblar y su respiración era cada vez más errática. Su cerebro apenas podía coordinar lo que el resto de su cuerpo hacía mientras la boca de Donghae tomaba su pene hasta la base.

Donghae por su parte sonreía internamente (porque estaba claro que no podía hacerlo físicamente).

Obscuros y largos años universitarios de práctica le permitieron perfeccionar aquella delicada pero intensa forma suya de hacer felaciones. Los gemidos y palabras sin sentido alguno de Hyukjae eran la prueba de que aún tenía el toque.

Llevaba el miembro de su novio casi hasta chocar con el fondo de su garganta, justo a esa parte en donde batallaba para reprimir las arcadas, cosa que a final de cuentas lograba hacer con suficiente éxito. Luego se lo sacaba de la boca con lentitud, haciendo que cada centímetro pasara por sus labios. Al final, justo cuando había llegado al glande, soltaba este con aquel pop que tanto le divertía en aquellas situaciones.

Hyukjae escuchó ese sonido y perdió por completo la cabeza. ¿Como podía alguien como Donghae ser tan hábil? Definitivamente lo había tomado por sorpresa, ni siquiera era capaz de procesarlo en ese momento. Su mente estaba hecha un asco mientras sus reacciones más primitivas salían y flote y se deshacía en gimoteos con el placer a flor de piel.

Bastaron unos cuantos momentos más para que, entre súplicas apenas entendibles, le pidiera a Donghae que se retirara, pues sabía que estaba a punto de llegar al orgasmo. Este último rechistó, pero obedeció. Se retiró lo suficiente, aún moviendo su mano alrededor de su miembro, estimulándolo para hacerlo llegar más pronto.

Y así fue, Hyukjae llegó al orgasmo entre sonoras maldiciones mientras cubría parte de su rostro con el antebrazo. Cuando hubo terminado, pudo sentir a Donghae recostarse a su lado mientras acariciaba tímidamente su pecho con una mano.

|Out of Control|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora