LVIII.

1.5K 207 16
                                    

—Repíteme porque estamos aquí...

—Porque a Hyukjae le ha surgido un problema en el trabajo y te he pedido amablemente que me acompañaras a recibir a mi hermano... y tú accediste.

—Dijiste que llegaría a las dos... ya van a ser las cinco, Donghae.

—Dije "creo". Es tu culpa por hacerme caso.

Heechul comenzó a morder la piel interna de sus mejillas mientras comenzaba a masajear sus sienes, tratando de no enfocarse en ese terrible dolor de cabeza que empezaba a hacerse más intenso.

El aeropuerto estaba terriblemente lleno, razón por la cual había ruido por todas partes. Pero lo único que más le jodía en ese instante, era aquel mocoso a un lado suyo que no paraba de hacer berrinches por todo. Cuantas ganas tenía de estrellarle la cabeza contra el piso...

—Deja de ver así al niño. — le dijo Donghae, notando su mirada fastidiada.

—Lo dices solo porque te identificas con él, es un mocoso grosero y berrinchudo...

Apenas terminó de decir aquello cuando Donghae rodó los ojos y se ladeó sobre su asiento, dándole la espalda a Heechul, quien solo bufó y se cruzó de brazos, dándose la razón a si mismo.

Ya resignado, comenzó a sacar unos audífonos del bolsillo de su abrigo, y antes de que pudiera ponérselos, un manotazo inesperado se los arrancó de las manos. Parpadeó varias veces hasta que vio aquellos cables color rosa volando por los aires y finalmente cayendo varios metros frente a él. A un lado suyo, aquel niño se bajaba del asiento solo para tirarse al suelo y comenzar a patalear mientras su madre hablaba indiferente por teléfono.

Heechul tragó saliva mientras comenzaba a inhalar y exhalar con tal profundidad que Donghae comenzó a sentir pánico. Heechul no convivía con niños por una única y enorme razón: su cero paciencia. Una cosa era aguantar los chillidos, gritos y pataleos... pero una muy diferente era tener que lidiar con aquella grosería.

Heechul se levantó y Donghae supo que estaba muy dispuesto a tomar al niño por la chamarra que llevaba y lanzárselo a su madre, pero antes de que pudiera decir algo, un par de brazos toscos lo aprisionaron con tal fuerza que le sacaron el aire.

—¡Donghae! ¡Mi pequeño hermanito!

Heechul reconoció esa voz, así que se dio la vuelta para encarar al maldito bastardo por el cual había tenido que soportar todo aquello.

—La próxima vez que vengas... —comenzó a decirle mientras se acercaba, apuntándolo con un dedo. — ... asegúrate de avisarle la hora exacta a Donghae. Una más y les saco los ojos. A los tres.

Dijo Heechul, volteando a ver al niño tirado en el piso mientras hacía hincapié en la palabra "tres".

Donghwa se quedó completamente aterrorizado mientras soltaba lentamente a Donghae, quien realmente sentía que podía respirar con más libertad.

Comenzaba a creer que ir solo hubiera sido una mejor idea.


.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.•.


—¿Me repites por que vamos a casa de mamá y no a la tuya?— preguntó Donghwa, fingiendo que su pregunta era completamente inocente. Donghae le veía gracias al espejo retrovisor, tragándose las ganas de saltar desde el asiento copiloto hasta él para estrangularlo.

Heechul, quien iba más tranquilo manejando, sonreía divertido. Eso le pasaba a Donghae por grosero.

—Deja de preguntar tonterías. — dijo Donghae, ahora enfocándose en el paisaje urbano cubierto por la nieve y luces de colores.

|Out of Control|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora