XLII.

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—Nos reencontramos hace como dos semanas y media... algo así.

—¿Dos semanas y media y ya duermen juntos? Donghae, no eras así de niño.

—Señora Park...

—Solo bromeo, corazón.

Eunmi, nombre de la madre de Hyukjae, y Donghae soltaron varias risas bajitas.

Llevaban charlando ya varias horas, completamente emocionados y entusiasmados con el futuro. Eunmi veía en Donghae claras oportunidades de que su hijo, primero que nada, fuera completamente feliz. Y segundo, que por fin pudiera superar correctamente sus traumas del pasado. Esto era muy importante y el hecho de que el destino hubiera decidido unirlos de nuevo era la prueba de que definitivamente tenían un propósito el uno con el otro.

—¿Y como te diste cuenta?— preguntó Eunmi.

—Yo... no lo sé. Comencé a tener estos... destellos, no sé explicarlos. Él me hacía recordar cosas. El viernes pasado por la noche, cuando fuimos a dormir, definitivamente vi su rostro cuando era niño. Eso fue como la pauta final. Al día siguiente por la mañana supongo que no hice más que confirmar mis sospechas.

—Pero supongo que él no tiene ni idea de que eres tú.

—No. Él no me recuerda en lo absoluto. Ahora que lo pienso, mucho antes de que me diera cuenta ya habíamos hablado de... mi. — dijo Donghae, ladeando el rostro mientras lucía notablemente confundido pese a que era él mismo el que trataba de explicar la situación.

—¿A que te refieres?

—Algunas veces le pregunté por su infancia y me habló de un amigo... o sea yo. Solo que en aquel entonces no tenía idea de que era... yo.

Eunmi soltó una risa ante lo adorable que lucía Donghae tratando de explicar todo ese revoltijo con sus propias palabras. Le estaba costando lo suyo.

Adoraba este sentimiento que crecía en su corazón. Durante todo este tiempo no sintió más que dolor cuando trataba de recordar todo lo relacionado con aquella época y ahora, con el pequeño Donghae frente a ella, no había nada más que recuerdos felices, cálidos y muy coloridos.

—Entiendo... pero... hay algo que aún no me queda claro.

—¿Y qué es?

—¿Por qué tú tampoco lo recordabas?

Donghae apretó los labios en una línea dura después de soltar un suspiro muy fuerte. Quizás él no lo vió todo tan difícil como Hyukjae, así que temía que sus razones fueran simplemente nada comparadas con las suyas.

Por eso dudó mucho. Comenzó a tronarse otra vez los dedos mientras se encogía tristemente de hombros. Eunmi frunció el ceño y se acercó para abrazarlo de nuevo, tratando de infundirle confianza. Donghae tuvo que suspirar un par de veces antes de hablar.

—Yo... aquella noche... usted lo sabe...

Eunmi pasó saliva con dificultad y cerró momentáneamente los ojos mientras asentía suavemente con la cabeza. Si, ella lo sabía.

—Yo... yo era un niño. Después de aquella vez nunca lo volví a ver... pensé que... pensé que había sido a él a quien...

—Pensaste que le habían disparado a él.

Eunmi sintió un terrible pesar en su corazón de tan solo pensar en que hubiera sido de ella si hubieran matado a su pequeño Hyukjae. Ver morir a su esposo fue el sentimiento más abominable e inimaginablemente doloroso por el que alguna vez tuvo que atravesar. Sin embargo, si hubieran matado a su hijo... a su adorado hijo... no. Simplemente no lo habría soportado. Hubiera preferido morir con él para protegerlo por el resto de la eternidad.

|Out of Control|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora