bloodbath ━━ niklaus mikaelson ✓

iii. promise

capítulo tres,
( promise )

               LA LLEGADA DE ASTRID NO HABÍA PASADO INADVERTIDA para ninguna criatura sobrenatural, porque así ella lo había querido. Todos amaban a Elena, entonces la odiaban a ella por haberle hecho daño. Para su mala suerte Stefan había logrado curarla, pero no le sorprendía, sabía cuán enamorados estaban los hermanos Salvatore de ella. La pobre e indefensa humana Elena. Sin conocerla ya la aborrecia, tenía todo el cariño que ella siempre había anhelado y sólo tuvo en períodos.

Aburrida de estar en el departamento fue a Mystic Grills a almorzar pero en la entrada se cruzó con Elena, Stefan, Caroline y su novio Tyler y una sonrisa ácida se dibujó en su rostro. El novio de la humana enseguida se puso frente a ella cubriéndola con su cuerpo, adoptando una postura defensiva. La vampiro y el híbrido hicieron lo mismo y tuvo que contenerse de soltar una carcajada. Si quisiera intentar matarla de nuevo no había manera de que sólo ellos tres pudieran detenerla.

—Elena, es bueno ver que estás bien —mintió descaradamente.

—Quisiste matarme —le recordó con rencor.

Astrid rió un poco y movió su mano restándole importancia. La próxima vez sólo tendría que quebrarle el cuello porque sino los Salvatore volverían a salvarla.

—Oh, love, ¿debo recordarte que no fue nada personal? Sólo quiero ver sufrir a Niklaus, espero y lo entiendas.

Caroline tenía su ceño fruncido y su miraba cargada de odio, después de todo era ella quién había lastimado a su mejor amiga. Si pudiera la mataría, pero Astrid nunca la dejaría acercarse lo suficiente.

—Eres igual a él —reconoció la rubia escupiendo las palabras con asco.

La vampiro mayor negó con la cabeza mientras sonreía en grande, no tenían ni idea de lo que ella era capaz.

—Oh no, creo que soy peor... ¿Cómo está tu madre Tyler?

El híbrido sintió sus ojos llenarse de lágrimas y bajó la mirada. Caroline apoyó la mano sobre su hombro. Sintió la ira llenar su cuerpo y cerró sus manos con fuerza, sus nudillos volviéndose blancos. Niklaus había matado a su madre porque por alguna razón ella trataba de apuñalarlo. Ahora lo entendía. Astrid la había hipnotizado para que lo haga, por eso había estado aquél día en su casa. Era tan culpable como el híbrido o más, quién no había pensando dos veces antes de matarla.

—Fuiste tú —dijo entre dientes adelantándose un paso de manera amenazante—, tú la hipnotizaste.... Tú la condujiste a su muerte.

—¡Bingo! —exclamó la chica sonriendo morbosamente—. De nuevo, no es nada personal.