v. cotton candy

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capítulo cinco,
( cotton candy )

capítulo cinco,( cotton candy )

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  AQUELLA NOCHE LAS CALLES SE ENCONTRABAN EN SILENCIO Y sólo el sonido de sus tacos podía oírse. En el centro de la plaza de Mystic Falls habían preparado una feria, por algún motivo desconocido para la joven, donde toda la gente estaba reunida y a donde ella se dirigía. Sus dedos estaban entrelazados con la cálida mano de Niklaus y podía sentir la sonrisa que llevaba en su rostro, incluso sin verlo. La noche anterior se habían besado y luego él se había dormido a su lado. Aquella noche fue la primera en cientos de años que Astrid no tuvo pesadillas y no tenía forma de agradecérselo. Al parecer, él era lo que faltaba en su vida.

La música, las risas y los murmullos se hicieron oír incluso cuadras antes de llegar a la plaza. Parecía que todos estaban pasando un buen rato y Astrid deseó por un momento no tener que estar ahí simplemente por apariencias. Sabían que Skyler iba a estar presente en la feria y ellos debían actuar como si no estuvieran tramando nada, aunque tampoco debían ser obvios en ese aspecto. Había encerrado a Astrid y privado a Damon, Caroline y Rebekah de caminar a la luz del día al robarles sus anillos. Tenían todo el derecho de odiarla.

La plaza les dio una cálida bienvenida al vampiro original y su pareja. Las niños corrían de un lado al otro, las parejas y amigos reían entre si. Los puestos de comida emanaban diferentes aromas deliciosos y la mirada de Astrid se clavó en un carrito de algodones de azúcar. Niklaus lo notó y la comisura izquierda de sus labios se alzó. Le dio un apretón a su mano y la joven giró su cabeza para encontrarse con sus orbes azules.

—¿No estás un poco grande para algodones de azúcar, love? —inquirió Niklaus divertido.

Astrid negó con su cabeza mientras una pequeña sonrisa hacia presencia en su rostro.

—Nunca se es demasiado grande —dijo—. Vamos.

Pronto, Niklaus se vio arrastrado por la joven de cabellos rubios hacia el pequeño puesto. Al llegar sus manos se soltaron y el dueño de él los recibió con una amable sonrisa.

—¿Un algodón de azúcar para la señorita? —preguntó.

—Que sean dos.

Astrid giró sobre sus talones al oír aquella voz y una sonrisa divertida se abrió paso en su rostro. Detrás de ella y Niklaus se encontraban parados Bonnie y Jeremy. Sus miradas eran hostiles y sus posturas estaban tensas. El híbrido paso su brazo sobre los hombros de la vampiro y la atrajo más a su lado con un sutil movimiento.

—Bonnie, Jeremy, que sorpresa —comentó Niklaus con una sonrisa divertida.

—Temo no poder decir lo mismo —murmuró Jeremy con los ojos entornados.

bloodbath ━━ niklaus mikaelson ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora