bloodbath ━━ niklaus mikaelson ✓

viii. humanity

capítulo ocho,
( humanity )

  LA LUZ SE HIZO PRESENTE A TRAVÉS DE SUS PÁRPADOS Y la voz de Kol, quien parecía estar lejos, apareció en forma de murmuros. La sequedad en su boca se extendía hasta su garganta, sentía como si estuviera recubierta de arena. Su rostro miraba la ventana y cuando entre abrió sus ojos lo primero que vio fue un vaso con sangre en el buró junto a la cama. El aroma viajó por sus fosas nasales y su garganta se cerró. Desesperada, se abalanzó sobre el buró y tomó con ambas manos el vaso antes de vertirlo en su garganta.

—Vaya, love, ¿hambrienta?

Luego de depositar el vaso sobre el buró, Astrid enderezó su cuerpo y su mirada se clavó en los ojos azules de Niklaus, sentado en los pies de la cama. Una ola de emociones recorrió su cuerpo, tan fuerte como nunca antes. Lo había extrañado con locura y se encontró con que ya no podía odiarlo. ¿Qué caso tenía? Había desperdiciado años de su vida en hacerlo y él no tenía la culpa. Tenía la necesidad de disculparse, pedirle perdón por todo lo que había causado, pero sabía que él comprendía.

—Nik.

Su voz había salido en un susurro, pero todos los vampiros en la casa habían sido capaces de oírlo. Se veía incapaz de articular otra palabra, no sabía que decir o como reaccionar al tenerlo frente a ella y sentir como su estómago se enloquecía con aquellos ojos azules atentos a cada movimiento que hacía.

Una nueva presencia se hizo notar en la habitación y la vista de Astrid se dirigió a la puerta. Tragó en seco cuando notó el semblante serio que llevaba Elijah en su rostro y un escalofrío recorrió su columna cuando se encontró con su mirada hostil. Un sólo segundo bastó para que él llegara a su lado y tomara con una mano su cuello. La presión que ejerció fue mínima, pero suficiente para hacer que un sudor frío recorriera la espalda de la chica y el miedo se hiciera presente mientras llevaba las manos a su brazo. Podía matarla tan fácil como si quebrara una ramita.

—Elijah...

Elijah apretó su agarre, impidiendo que siga hablando. Seguía furioso con ella y sabía que no era de fiar. La última vez que la había visto, con su humanidad encendida, ella ni siquiera era un vampiro. Era claro que con los años había cambiado, todos los habían hecho, ¿pero qué tanto? ¿Seguiría siendo su esencia la misma?

—Elijah, suéltala —exigió Niklaus con el semblante serio y su mirada clavada en Astrid—. Es suficiente.

El mayor de los hermanos sostuvo su agarre un segundo más antes de soltarla y retroceder sin quitarle la vista de encima. Enseguida Astrid llevó las manos a su cuello de manera protectora y aún un poco aterrada con su presencia, podía notar el desconfío en su mirada y eso era algo que odiaba, aunque sabía que tenía todo el derecho en hacerlo.