bloodbath ━━ niklaus mikaelson ✓

iv. messing around

capítulo cuatro,
(messing around )

               HACÍA HORAS QUE ASTRID DABA VUELTAS DE UN LADO AL otro en la cama, incapaz de mantener sus ojos cerrados y detener la marea de pensamientos que provocaban su insomnio. La simple idea de prender su humanidad la mantenía despierta, inquieta entre las sábanas de la cama de huespedes de la señora a la que había hipnotizado, los pros y contras pesando en una gran balanza cargada.

Prenderla significaba días de remordimiento por todos los hechos atroces que había cometido, otro sentimiento distinto al odio hacia Niklaus resurgiendo, probablemente volver a hallar una hermana en Rebekah. Por otro lado, mantenerla apagada aumentaría la sangre en sus manos y seguiría insistiendo en hacerle al híbrido la vida miserable —lo que se había convertido en su propósito de vida—.

Dejando a un lado los sentimientos se levantó. Hizo la cama, tomó sus cosas y luego de drenar hasta la última gota de sangre del cuerpo de la dueña de la casa, salió de allí. Utilizó su velocidad vampírica para llegar a la mansión Mikaelson, donde entró sin siquiera tocar la puerta. Todo estaba apagado, excepto por la luz de la cocina. Dejando su maleta a un lado se dirigió hacia allá y se apoyó en el marco de la puerta viendo a Kol beber una bolsa de sangre.

—Y yo que te iba a pedir que me acompañes por un bocadillo nocturno.

Kol giró su rostro y sonrió de lado al verla allí parada. Ciertamente su presencia lo había tomado desprevenido, no podía imaginarse qué era lo que ella quería allí.

—Oh, vaya, si quieres puedo compartir una de mis bolsas contigo.

Astrid negó y entró en la cocina para sentarse en un taburete frente a la isla que se encontraba en el centro. Él se sentó frente a ella, tomando con lentitud la sangre, disfrutando cada gota, pero sin apartar la mirada de la chica.

—¿Qué haces realmente aquí, Astrid?

Ella se encogió de hombros luciendo desinteresada mientras enrrollaba un mechón de su cabello alrededor de su dedo índice.

—Si, Astrid, ¿a que le debemos el honor de tu visita? ¿Supongo que tiene algo que ver con la maleta que está junto a la entrada?

Una sonrisa se dibujó en los labios de la chica mientras alzaba su mirada a la entrada de la cocina, Niklaus se acercaba a ellos con las manos detrás de su espalda y aquella sonrisa tan característica en su rostro.