Hermanos

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Disclaimer: Los personajes de Inuyasha no me pertenecen, son exclusivos de Rumiko Takahashi. Esta historia ésta libre de fin de lucro.

Hermanos

Después de la proposición de matrimonio de Sesshōmaru hacia Rin, Inuyasha entró en un trace mental, del cual no sabía cómo liberarse.

Debía serse sincero, le alegraba que el término hermana con su mejor amiga, cada vez se veía más cercano. Amaba a esa mocosa hiperactiva y sonriente cómo nadie tenía idea. Algo que en su momento, le llegó a traer problemas con Kikyo —antes de terminar su relación— y con Kagome —al inicio de su noviazgo—, ya que pensaban que su interés por la joven secretaria de su padre era en un ámbito amoroso, cuando era totalmente falso.

Rin tenía ese algo que impulsa a cualquier persona a cuidarla y protegerla de todo lo que pudiera hacerle daño. Y no era el único que sentía ese tipo de sentimiento de sobreprotección. Su padre, Kōga y ahora Sesshōmaru tenían ese instinto activado, al tener en su vida a tan peculiar personaje.

Sin olvidar que le debía tantas cosas su mejor amiga. Fue ella quien le dio un par de golpes psicológicos para finiquitar lo que alguna vez sintió por Kikyo y le diera entrada aquellos sentimientos que guardaba por Kagome. También fue quien lo impulsó a tomar un puesto mucho más importante dentro de la empresa, y, ahora, podía decir que era por ella, que su relación con su hermano mayor era mucho más llevadera y agradable. Incluso, pelear con Sesshōmaru, se había tornado divertido, al hacerlo enojar sin tener un daño colateral al final. Cuando antes ese tipo de altercados, siempre terminaban en golpes entre ellos dos.

A pesar de todo eso, sentía algunas extrañas sensaciones, algo que no llegaba a convencerlo de dicha unión, pero desconocía de qué se trataba. Y no es que no quisiera que esos dos se casaran, la idea le agradaba de sobre manera. Saber que la escandalosa de Rin se convertiría en su cuñada, transformaría a su familia en una mucho más divertida, pero... Ese maldito pero que no lo dejaba ver ese suceso cómo algo bueno.

Ya lo había hablado anteriormente con su amiga, sobre qué era lo que en verdad le asustaba de esa unión entre Rin y Sesshōmaru. Podía decir que tenía miedo de que su hermano le pudiera hacer daño a Rin, pero sería una mentira si dijera que ese fuera el verdadero motivo. Realmente dudaba de que su mayor se atreviera hacer sufrir a la única mujer que había logrado lo que todas deseaban, el cariño del Demonio Blanco.

No podía asegurar que su hermano estuviera enamorado de la secretaria, pero sí que sentía algo muy fuerte por ella. Algo que hacía que todo ese estereotipo de hombre frío y cruel se desvaneciera al estar al lado de Rin. Si bien, seguía siendo un maldito bastardo con todo el mundo, pero no con su mejor amiga. Le consentía absolutamente todo, desde las demostraciones amorosas, hasta el lugar para ir a cenar e incluso sus berrinches, algo que su hermano no solía tolerar de sus antiguas parejas, pero que a la secretaria le perdonaba, incluso consentía ese comportamiento tan infantil. En tan sólo seis meses, Rin hizo que el hombre más deseado de todo Japón terminara escogiéndola a ella como su compañera, con la cual compartiría su vida.

Todo eso era bueno, agradable para cualquiera. Inutaishō estaba fascinado con dicha unión, algo que no demostró cuando Sesshōmaru estuvo comprometido con Kagura. Parecía ser que aquella mujer —Irasue— también estaba a favor de dicha unión, algo que también le extrañaba. Después de todo, tampoco estuvo a de acuerdo con la antigua relación de su hijo. Su madre, Kagome y sus amigos estaban contentos porque esos dos terminaran juntos. La conmoción de que al final, la cruel y amargada Bestia terminara rendido ante los encantos de la Bella y amable mujer, hacía que todo eso se tornara cómo el cuento de hadas perfecto.

Cambios InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora