Disclaimer: Los personajes de Inuyasha no me pertenecen, son exclusivos de Rumiko Takahashi. Esta historia está libre de fin de lucro.
El ascender del Demonio
El inicio de año se había transformado en un caos, sobre todo, por los pequeños cambios -momentáneos- que se hicieron. El regreso de Inutaishō al puesto de la presidencia por dos semanas, había descontrolado un poco a todo el personal, ya que el ritmo de trabajo antes de disminuir -cómo se pensaba-, aumentó mucho más. No era porque su jefe fuera un explotador cómo su primogénito, sino porque los preparativos para la junta general, la toma de decisión y el nombramiento del nuevo presidente de la compañía estaban sobre los hombros de todos, especialmente con los trabajadores del último piso.
Rin no tuvo problemas en adaptarse nuevamente a Inutaishō y mucho menos estar bajo presión, pero se sintió bastante extraña al no poder convivir con Sesshōmaru, hasta la hora de salida o cuando quedaban en ir a comer en la hora de su receso. Aunque ese pequeño detalle estaba por definirse ese mismo día.
Había llegado hora y media antes por petición de Inutaishō, quien estaba finiquitando los últimos detalles, antes de que la empresa diera sus horas de paro total, para que la junta se llevaría a cabo. Por lo tanto, la necesitaba más que nunca y no le fallaría al hombre que siempre había creído en ella ciegamente.
-Rin.
Volteó al instante de escuchar la voz del mayor de los Takashima.
-Me disculpan un momento -les dijo a los dos jóvenes de la cafetería. Ellos asintieron-. ¿Sí, señor? -Se acercó a Inutaishō regalándole una sonrisa.
-¿Cómo están las cosas en la sala de juntas?
-Todo está listo, incluso estaba terminando de darle las indicaciones a los dos chicos de la cafetería.
-¿Inuyasha?
-Está encargándose del área de recepción.
-Llámalo y que venga a la oficina, quiero hablar con ustedes dos.
-Sí, señor.
Sin más que decir, Inutaishō volvió hacia su oficina dejándola bastante intrigada por aquella petición. Desconocía la razón por la cual los necesitaba a Inuyasha y a ella, pero era mejor que dejara de pensar en ello y obedecer. Después de todo, algo que tenían en común Inutaishō y Sesshōmaru, es que no hicieran caso a la primera orden dada, disgustaban de repetir las cosas.
Se acercó de nuevo a los empleados de cafetería y les pidió que fueran a cambiarse, para cuando la junta comenzara. Asintiendo los dos jóvenes, ella cogió el teléfono que estaba en la sala y llamó a recepción en busca de Inuyasha, en donde le fue avisada que el albino ya iba en camino.
Respiró hondo y cerró sus ojos tratando de buscar descanso, sabía lo difícil que sería ese día, sobre todo al tener juntos a Sesshōmaru y Naraku. Desconocía el nivel de optimismo con el cual llegaría el pelinegro, pero la verdad esperaba que su novio fuera mucho más convincente ante la junta directiva. Pero algo le decía que las cosas no terminarían ahí. Conociendo a Sesshōmaru, el ganar la presidencia le sabría poco y eso era lo que más miedo le daba.
-¿Qué pasa, mocosa? -La cuestionó acercando su rostro al suyo, algo que la sorprendió-. Keh, ¿no me digas que estás preocupada?
-Ah...no -negó rápidamente con el movimiento de sus manos y cabeza-. Disculpa, es que me quede pensando en otras cosas.
-Hmm...
-El señor Takashima, quiere hablar con nosotros -le informó.
-¿Para? -Preguntó desinteresado.
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Cambios Inesperados
FanficSesshōmaru regresa a Japón, para reclamar el lugar que le pertenece. Pero vera que sus planes sufrirán cambios inesperados, la mayoría siendo provocados por la secretaria de su padre.