Un desafortunado hallazgo

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Disclaimer: Los personajes de Inuyasha no me pertenecen, son exclusivos de Rumiko Takahashi. Esta historia está libre de fin de lucro. 

Un desafortunado hallazgo

Las dos puertas metálicas se abrieron, para dejarla ver a la mujer pelirroja, que no tardó ni un sólo segundo para ir a cobijarla entre sus largos y cálidos brazos.

Rin no dudó en responder el cariñoso gesto de Ayame. Se quedaron así, sin decir nada y, mucho menos, tomar en cuenta el tiempo que trascurrió durante el prolongado abrazo. Eso era suficiente para ambas, siempre había sido así y así seguiría siendo.

-Quise venir ayer por la noche -se separó de ella-. Pero Kōga me dijo, que lo mejor era que te dejará descansar.

-Ya veo -rió-. Lamento haberte preocupado.

-No digas tonterías, Rin. Estando bien o mal, siempre me voy a preocupar por ti, ¿acaso no hacen eso las hermanas?

-Sí -sonrió contenta, mientras limpiaba las lágrimas que descendieron por sus mejillas-. Me alegra que estés aquí -cogió la mano de la pelirroja-. Ven, vamos a sentarnos para platicar mejor.

Ayame le siguió el paso, pero sin dejar de ver la gran pent-house de Sesshōmaru. Era obvio que eso no pasaría desapercibido para su alocada y curiosa amiga.

-Vaya, que manera tan humilde de vivir de tu novio -comentó divertida-. Rin, por fin te pusiste lista.

-¡Ayame! -La regañó, pero sólo se ganó la risa de su compañera.

Ambas tomaron asiento en el largo sillón negro, mirándose una a la otra, tratando de encontrar la manera correcta de abordar el tema, pero sería difícil, las dos lo sabían.

-Dejando lo rico que es tu novio -inició Ayame-, me alegra que lo tengas a tu lado. El que se preocupe y vele por tu seguridad, me hace sentir más tranquila.

-Ayame...

-Y lo mejor es que te sientes bien estando a su lado -le cogió de las manos-. Porque es así, ¿verdad?

Rin parpadeó un par de veces y se relamió los labios antes de dar una respuesta. Ya que podría decirse que, lo que Ayame le acaba decir es tan cierto como falso. A tal grado que, ella ya no sabía cuál era la realidad de su «relación» con Sesshōmaru.

-Sí -bajó la mirada-, él es muy atento, claro, a su manera -rió con sutileza.

-Lo raro se le perdona al biscocho de tu novio -dijo con tono pícaro-. Aparte de ser guapo, millonario, sexy, ser uno de los hombres más importantes del país y ser deseado por centenares de mujeres, también es atento y protector -dio pequeños saltos emocionadas desde su lugar-. Rin, la suerte te está empezando a sonreír.

-Sí, supongo -suspiró.

-¿Qué pasa?

-Todas esas cartas que me mandaron, esas fotos... -Trató de contener el llanto-. Se supone que yo ya...sigo siendo tan débil.

-Rin, no digas esas cosas -rompió la distancia y la abrazó fuertemente-. Lo que tú viviste, no cualquiera lo supera. Es imposible el que no te duela, se trataba de tu familia y eso no te hace débil. Si en verdad fueras débil, hubieras tomado un camino totalmente diferente al que tienes ahora. Quizás, y nunca nos hubiéramos conocido, por alguna mala decisión que hubieras escogido en el proceso.

»Tú estás aquí, sonriéndole al mundo como muy pocas personas logran hacerlo -Ayame empezó a pasar los dedos entre sus largos cabellos negros, un acto que la confortó-. Ganándote el corazón de muchas personas, con una maestría jamás vista -amabas rieron-. Me tienes a mí, a Inuyasha, Kōga, a las chicas, a los señores Takashima, a esa mujer llamada Midoriko, lo tienes a él -hizo una pausa-. ¡Tienes al hombre más frío y estoico del mundo para ti solita! ¿Sabías que eso es un gran logro? Tú mejor que nadie sabe lo complicado que es, y, aun así, Don Importante está preocupado por tu bienestar.

Cambios InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora