CATALINA POV:- Catalina, Catalina mi amor, despierta.
Escuchaba que me llamaban a lo lejos. Abrí mis ojos y la luz me hizo volver a cerrarlos.
Cuando pude hacerlo de nuevo pude ver que frente a mi había árboles y se veía el cielo nublado. Me había quedado dormida en el balcón de mi habitación, tendría un lindo dolor más tarde.
- ¿Catalina? - escucho de nuevo.
Un segundo...
¿Que pasa consciencia?
Esa voz...reconoce esa voz, tonta.
- Jared - susurro a la vez que volteo a ver a quien me llamaba.
Un Jared despeinado y con enormes ojeras estaba parado frente a mi con expresión preocupada y nerviosa.
- ¡Jared! - exclame levantándome y corriendo hacía él.
Salté sobre él y los recuerdos de la noche anterior vinieron a mi, no pude evitar comenzar a llorar y abrazarlo con más fuerza.
- Ya estoy aquí cariño, no te preocupes. Perdóname por irme así yo no...
- ¿Por cuanto tiempo? - lo interrumpo deshaciendo el abrazo.
- ¿De que hablas? - pregunta con confusión.
- ¿Cuanto tiempo estarás aquí? ¿Cuanto tiempo te dieron? - sorbo mi nariz y limpio mis lágrimas con rabia.
- No tengo idea de...
- ¡No te atrevas Jared! Ayer, los exámenes...
- ¿Como...? ¿Como sabés eso? ¿Quien te dijo? - pregunta mientras veo como el enojo se apodera de él.
Me acerco y coloco mis manos en sus mejillas. Lo veo a los ojos.
- Eso es lo menos que importa. Amor podemos hacer algo para ayudarte. Tienes una opción, solo tienes que...
- No - gruñe.
- ¿Qué? ¿N-no...? ¿Que significa eso? - pregunto sorprendida.
- No me haré esa operación. - responde desviando la mirada.
Me quedo viéndolo en shock. Alejé mis manos poco a poco de su rostro y di varios pasos atrás intentando asimilar lo que había dicho.
- Sé que no lo entiendes. Que quizás crees que estoy siendo egoísta y que no pienso en los demás. - pausa y pasa sus manos por su rostro con frustración.
- Es justo lo que haces. - gruño entrando a la habitación.
- ¡No! ¡Estoy haciendo esto por qué precisamente estoy pensando en los demás! - exclama extendiendo sus brazos y viéndome a los ojos.
- ¡No Jared! ¡Si pensaras en los demás te detendrías por un momento a ver el daño que causas con tu egoísmo! - grito caminando hacía él y empujándolo.
- No lo entiendes. - susurra.
- Tienes razón. No lo entiendo... - lo veo a los ojos. - Si me amas...
- No Catalina, no hagas esto, no pongas en duda mi amor por ti y no te utilices para hacerme cambiar de opinión. ¡Si tú...! Me amas a mi...respetaras mi decisión. Por qué lo entiendo, sé lo que te duele, a mi me duele muchísimo más. Pero algún día te darás cuenta de por qué lo hice...y te darás cuenta de que más allá de ser egoísta...fui alguien que...que estaba dispuesto a darlo todo por alguien. - termina de hablar y camina hacía la puerta.
- No te quiero perder... - susurro antes de que las lágrimas vuelvan a caer.
- Siempre estaré contigo. Donde quiera que vaya mi corazón siempre estará aquí. - voltea a verme.
- ¡Pero no solo quiero tú corazón! ¿¡No lo entiendes!? ¡Te quiero a ti, aquí, conmigo! - exploto dejándome caer al suelo.
Él solo corre hacía mi y tirándose junto a mi me abraza con fuerza subiéndome sobre él.
Me agarro de su blusa y comienzo a llorar dejando salir todo el dolor que tenía dentro desde que supe que quizás en algún momento perdería a quien amo.
Muchas veces solemos tener a esa persona que amamos junto a nosotros. Sin embargo estamos tan ocupados en nosotros mismos y confiados en que jamás se irán...que no valoramos el tenerlos.
Es cuando la amenaza de perderlos nos abunda, cuando comenzamos a darnos cuenta del error que cometemos. Incluso a veces hasta después de perderlo es cuando venimos a quitarnos la venda.
Hoy, la persona que amo está conmigo. Pero no sé si mañana pueda despertar con la noticia de que ya no está, de que se fue y que nada lo hará volver.
Me mata el hecho de sentir que no volveré a escucharlo reír. Que no sentiré sus brazos o el olor de su perfume. Que ya no habrán abrazos ni me dirá te amo.
Pero más me mata el miedo de saber que no puedo hacer nada para detenerlo. Que en algún momento su camino terminará y que yo solo puedo detenerme a ver como se marcha sin mirar atrás.
- No tengas miedo mi niña. Todo va a estar bien. - susurra acariciando mi cabello.
- Siempre que escucho esas palabras...es cuando todo estará mal y me quieren brindar una esperanza vacía de algo que no sucederá. No necesito esperanzas, necesito hechos... - me levanto un poco y tomo su rostro. - Necesito que me veas a los ojos y me digas que vas a luchar. Que te quedarás conmigo y que vamos a tener una vida juntos y seremos felices. Que serás el padre de mi hijo y que tendremos una casa y todas esas porquerías rosas que prometen. Necesito que me digas que aquí estarás y que haga lo que haga...jamás te irás. - lo veo directo a los ojos.
Él me observa un segundo y veo como una lágrima cae por su mejilla, detrás de ella vinieron más.
Tardé varios segundos en reaccionar a el abrazo que me estaba dando. Lo abracé con la mirada perdida y la mente en su rostro lleno de lágrimas.
- Perdóname. Hice una promesa...y no puedo cambiarlo. Prométeme que no importa lo que pase...nunca dudarás de que te amo y que nunca olvidarás...que eres lo más bonito que me ha pasado en la vida, naranja. - me intenté alejar pero él me apretó más hacía su cuerpo.
- Por favor...no me hagas esto Jared...no me dejes así...no me dejes sola...por favor. - apenas podía hablar con el nudo que me ahogaba en la garganta.
Él con todo y resistencia se levantó y me alejó de él. Corrió a la puerta y salió.
- ¡JAREEED! - grito levantándome, saliendo de la habitación y corriendo tras él.
- ¡Detenla! - escucho que le grita a alguien mientras bajo las escaleras corriendo.
No presté atención y seguí corriendo, justo cuando llegué a la puerta y la abrí alguien me tomó por la cintura.
- ¡Nooo! ¡Suéltame! ¡JARED! - gritaba mientras intentaba soltarme y veía como Jared se alejaba corriendo.
- ¡Ya basta Catalina! ¡Te estás haciendo daño, detente! - era mi hermano quien me sostenía.
Entre las lágrimas pude ver sangre. Dejé de luchar y caí de rodillas al suelo.
- Me dejó...se fue Nick...me dejó...aún cuando le rogué...¡me dejó! - decía cosas sin pensar. Solo tenía su imagen alejándose en mi mente.
Sentí un pinchazo en mi brazo y de pronto todo comenzó a dar vueltas.
- Descansa pequeña...todo estará bien... - es lo último que escucho antes de caer en la inconsciencia.
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SACRIFICIO POR AMOR
RomanceTodos deseamos una vida color de rosa, incluso yo la deseaba. Pero...¿quien dice que debe ser rosa para ser perfecta? Mi vida era gris, en su totalidad. Y si, irónicamente era un fracaso en todo. Para lo único que era buena era para mi trabajo. Soy...