II: "VUELO II"

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¿Como se le llama cuando alguien te llama la atención pero sabes que nunca pasará de una simple atracción?

Ya sea por qué esa persona no siente lo mismo. O por qué las circunstancias lo prohíben y en mi caso, que seamos muy diferentes.

A veces en la vida conocemos personas que deseamos tener para siempre. Pero viene la vida y nos hace entender a golpes, que no es para nosotros, que debemos dejarla ir.

Así me sentí cuando tuve a aquel chico tan cerca y luego me tocó dejarlo ir sin siquiera poder hacer algo al respecto.

Sentía que por tercera vez, algo que quería se me fue arrebatado. Claro está que no podía quererlo, a penas y conocía su nombre, pero deseaba conocerlo más, por encima de mi odio debía aceptarlo.

Me encontraba sirviendo snacks por segunda vez ya que habían pasado dos horas de viaje y estábamos por llegar.

Veía a tantas personas, todos con distintas facciones pero todos iguales ante mis ojos sin color.

Era una tortura, tortura que egoístamente no quería acabar. No por que me gustara, si no por que no dejaría que eso me afectara y me hiciera sentir menos. Aunque en lo profundo ya lo hacia.

Tuve que por segunda vez ir a primera clase y ver a aquel chico extraño que no dejaba de mirarme como si fuera un pastel de calabaza.

- ¿Te debo algo? - pregunto ya cansada de su mirada.

- Si - responde.

- ¿Que cosa? - vuelvo a preguntar.

- Un beso de esos lindos labios. - responde dejándome en shock.

- ¿Que demonios? No digas esas cosas aquí niño. - digo dándole un golpe en su hombro.

Él comienza a reír como loco sosteniendo su estomago. Luego de unos segundos se detiene y limpia una pequeña lágrima que salía de su ojo izquierdo.

- Oh naranja, hubieras visto tu cara. Te pusiste más naranja de lo que la naturaleza te hizo. - se burla riendo.

- ¡No seas tonto! Agh, no puedo contigo. - exclamo subiendo ambos brazos.

Camino para volver a mi asiento ya que nos acercamos a nuestro destino. Abrocho mi cinturón y apago mi móvil.

- Pasajeros favor de abrochar sus cinturones. Estaremos aterrizando en breves minutos. - anuncia el piloto.

- Amiga, ¿estás bien? - pregunta Brenda observándome.

- Si, ¿por que la pregunta? - pregunto confundida.

- Te estoy viendo distraída desde que llegaste. Solo has hablado con un chico cosa que no haces nunca. Siempre interactúas con todos y hoy no. ¿Segura que todo está bien? - dice haciéndome pensar en ello.

- No lo sé, quizás es cansancio. - digo evitando el tema.

Cuando el ruido del avión se hizo más agudo señalando que estábamos aterrizando me quedé en silencio.

- Pasajeros les informamos que ya llegamos a nuestro destino, Francia. Gracias por elegir nuestra aerolínea para su viaje y les deseo un buen día. Favor de acomodarse para salir ordenadamente. Gracias. - despide el piloto.

Nos levantamos y yo camino hacía la entrada para abrir la puerta y acomodar todo en su lugar. Tomo mi mochila y salgo antes de que los demás lo hagan.

No quería encontrarme con aquel chico de nuevo. Enciendo mi móvil y veo que tengo varias llamadas perdidas de mi hermano así que decido llamarlo.

- ¿Cata? - responde después del tercer tono.

- Soy yo. ¿Todo está bien? Lamento no haber contestado, estaba en un vuelo. - respondo.

- Todo está bien hermana pero debes volar a Francia. Te necesitamos, el hijo de el socio de mi padre llega hoy y mi padre nos quiere a todos en casa para conocerlos. - avisa.

- Que suerte, estoy aquí en Francia. Tomaré un taxi e iré para allá. Te veo al rato hermano. - digo colgando.

Comienzo a navegar por el aeropuerto observando los pequeños negocios allí. Me detengo en uno de helados y decido comprarme uno de chocolate.

Salgo del aeropuerto y me detengo a esperar un taxi. Un chico se coloca a mi lado obstruyendo mi vista y logra detener un taxi.

- Oye yo esperaba uno y tú no permites que me vean con tu enorme tamaño frente a mi. - reclamo molesta.

El enojo se multiplica cuando veo que quien está frente a mi no es nada más ni nada menos que el idiota de Jared.

- Lo siento, si quieres podemos ir juntos. - ofrece señalando la puerta abierta del taxi.

- No pienso seguir respirando tu aire. Mejor me voy caminando. - digo volteando.

- ¿Se puede saber por que me odias tanto naranja? - pregunta en un reclamo.

- ¿Quien no odiaría tener que ver tu cara cada cinco segundos y en todas partes? ¿Es difícil entender eso? - pregunto obvia.

- ¡Si! Es difícil cuando ni siquiera te he hecho nada y solo he tratado de ser amable contigo. Pero tú solo me respondes con sarcasmos y me insultas. ¿Por que lo haces? - pregunta estirando sus brazos molesto.

- No tengo por que explicar a todos el por que los odio. Confórmate con mis muestras de odio que vienen del corazón. Es bonito ¿no? - respondo riendo.

Al ver que logré enojarlo me subo al taxi y él se sube detrás mio. Sé que él no merecía ser tratado de esa forma, pero así soy, no puedo evitarlo.

- A la mansión Jhonson. - anuncio.

- ¿La mansión Jhonson? - pregunta Jared confundido.

- Es lo que escuchaste tonto. - respondo rodando los ojos.

- En serio eres insoportable. - dice en un susurro molesto.

Le lanzo un beso y luego me giro riendo para observar por la ventana. Todo estaba igual que hace tres años atrás.

- Llegamos señorita. - anuncia el taxista.

Observo la enorme mansión que se alzaba frente a mi. Con un enorme jardín y puertas de metal. Odiaba venir aquí, mis padres durante toda mi vida me han echo sentir una basura, y ahora, ahora volví.

- Gracias, aquí tiene. - digo extendiendo la paga.

- Espero volver a verte Catalina. - escucho que susurra Jared antes de cerrar la puerta.

- Yo no Jared...yo no...- susurro antes de pasar las rejas de mi supuesto hogar.

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SACRIFICIO POR AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora