Un Amor Prohibido - LC

9 - ¿Porque no me lo dijiste?

Narra Luis:

Mireya se acercó a mí y me abrazo. Yo respondí a su abrazo, y la abrace más fuerte.

- Te quiero mucho Luis. - dijo.

- Yo te quiero mas.

-...

- José.. - dijo Mireya.

- Siento mucho lo que te paso.. - le dijo a Lizeth. - Tal vez tengas razón.. perdóname Luis.. - dijo.

- No tengo nada que perdonarte, perdóname tu. De haber sabido lo que mi papá le había hecho a mi madre.. jamás me hubiera ido con el.

- Olvidemos todo eso Luis. Empecemos de nuevo. - dijo y me abrazo.

Narra Lizeth:

Platicaron un rato los cuatro. Me daba gusto ver a Luis feliz.

- Bueno, creo que ya me voy. Tengo que dejar a Lizeth en su casa. Ya es muy tarde.

- Oye, ¿mañana vamos a los bolos? - le pregunto José a Luis.

- Claro - contesto muy alegre.

Me abrió la puerta del coche, subí y luego el. En camino comenzó a hablarme.

- Lizeth...

- ¿Mandé?

- Gracias.

- ¿Porque?

- Por acompañarme a hablar con mis hermanos.

- Te noto más feliz. Eso es bueno.

- Realmente te lo agradezco mucho.

- No fue nada...

- ... Oye.. quieres... No sé.. ¿salir conmigo el sábado.. al cine?

- Si, ¿Porque no? - conteste sonriendo.

- Es una cita. - dijo.

Me sonroje de nuevo.

- Eh.. si..

Llegamos a mi casa y me abrió la puerta para salir.

- Bueno... Gracias por traerme.

- Buenas noches Liz, ¿Si te puedo llamar así?

- Si, si, está bien.

- Bueno, que descanses Liz.

- Igual tu.

Él se fue y entré a la casa.

- ¿Y esa sonrisa? ¿De dónde? - dijo mi prima.

- De nada... - dije caminando hacia mi cuarto.

- No te hagas primita, ¿Ya se te declaró?

- Jaja, cálmate guey. No, aún no... Jaja no te creas. No, solo lo acompañe a que hablara con sus hermanos.

- El hijo del señor Coronel, ¿tiene hermanos?

- Si, ¿porque?

- Porque según Luis es hijo único y su esposa falleció.

- ¿De verdad?

Narra Luis:

Después de dejar a Lizeth en su casa, maneje hasta llegar a mi casa. El coche de mi papá estaba afuera, así que de seguro se encontraba en su despacho.

- Joven Luis, su padre dijo que no lo molestará... - me decía una de las muchachas de la casa mientras yo entraba al despacho.

Cuando entré una mujer lo estaba besando.

- ¿Interrumpo? - dije molesto.

- Si, sal de mi despacho. - contesto.

- No quiero. Necesito que se salga señora.

- Señorita para ti niño - dijo la mujer.

- Ella no tiene porqué salir.

- Bueno entonces que escuché. ¿Porque le pegaste a mi madre?

Él se quedó callado y le dijo a la mujer que saliera. Cerro la puerta y señaló que me sentará, pero no lo hice.

- No entiendes las cosas.

- ¿No entiendo las cosas? ¿¡Porque nunca me lo dijiste!?

- ¡No tenías porque saberlo!

- ¡Si tenía derecho de saber lo! Pero claro, no me lo dijiste porque tenías miedo a quedarte solo.

- Yo no tengo miedo de quedarme solo.

- ¡Claro que sí! José y Mireya se irían con mi mamá, ellos sabían lo que habías hecho.

- Eras un niño para entender..

- Para entender ¿Qué?

- ¡Deja de gritarme!

- ¡Maldito el día en que elegí vivir contigo! - le grite y salí del despacho.