Capítulo 13

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El reloj marcaba las siete de la noche del treinta y uno de diciembre

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El reloj marcaba las siete de la noche del treinta y uno de diciembre. Grayson y su madre acordaron asistir al centro de la ciudad para celebrar el nuevo año junto a la comunidad.


En la habitación del hotel, Grayson se encontraba saliendo del baño terminando con algunos detalles en su cabello acomodándolo con su mano. Llevaba una camisa a botones de mezclilla oscuro con las mangas hasta el codo y el pecho descubierto. Vaqueros azul claro y unos tenis sencillos de color negro a juego con su cabello, mientras que su madre llevaba el elegante vestido anaranjado que su hijo le había obsequiado un par de días atrás, Anabeth estaba más que encantada mirándose al espejo.

—Te ves bien, mamá. ¿Podemos irnos?

—Sí, claro, espera un segundo.

Una vez con la puerta asegurada, su madre cogió el bolso y se lo llevó al hombro. Los tacones resonaron por el pasillo, al igual que las demás personas que corrían y andaban al mismo paso que ellos, quizá yendo al mismo lugar para celebrar el nuevo año. A pesar de la edad de Anabeth, ella seguía siendo muy hermosa; los treinta y siete le sentaban de maravilla. Grayson continuaba preguntándose por qué todavía no se conseguía alguna pareja con la cual pasar el rato. Por lo que él recordaba, su padre había fallecido en un trágico accidente de auto, él había ido a su oficina por un par de papeles sobre protocolos de trabajo y al momento de regresar, cuando estaba llegando hacia la casa para llevar a Grayson a cenar, un coche lo había impactado en la avenida. La noticia fue demasiado para ambos, mucho más para Grayson al saber que su figura paterna, su héroe se había ido. Las fotografías decían mucho de él, incluso su madre hablaba maravillas. Estaba realmente agradecido de tener su parecido, era una de las pocas cosas que podían conectarlos, sin mencionar que a veces soñaba con él. Lo extrañaba demasiado.

—¿Estás bien, cariño?

—Sí, mamá, solo estaba pensando.

—¿Sobre qué?

—Papá.

—Oh, bueno —ella pareció de repente muy decaída.

—¿Mamá? —preguntó intentando cambiar el tema.

—¿Sí?

—¿Por qué no sales con alguien?

Ella se detuvo por un segundo mirando nostálgica a su hijo. Tenía bastantes razones. Siempre pensó en ello, pero no se veía lo suficientemente valiente para relacionarse con un hombre que no fuera su querido Carter.

—Lo pensaré. Ahora vamos, que se nos hace tarde.

Siguieron caminando por los largos pasillos del hotel, consiguiendo un lugar apretado en el ascensor junto a un grupo de adultos. Después de unas paradas llegaron a la planta baja, cruzando ágilmente por la masa de cuerpos hasta detenerse en la puerta principal. Saliendo al aire libre, Grayson miró hacia el cielo oscuro escarchado con estrellas mientras el viento soplaba y agitaba su cabello con delicadeza. Todo esto era tan hermoso.

Buenos días, HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora