Capítulo 15

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Grayson estaba de aquí para allá con los pies avanzando de un punto a otro y de regreso; si continuaba así el piso probablemente comenzaría a agrietarse

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Grayson estaba de aquí para allá con los pies avanzando de un punto a otro y de regreso; si continuaba así el piso probablemente comenzaría a agrietarse.

—Tranquilo, solo faltan dos horas. ¿Podrías parar? Me estás poniendo nerviosa —su madre le habló desde el asiento en la sala de espera.

Y es que él era quien estaba nervioso. Quería volver ya a casa y ver a Leo, quería estar en su habitación, salir a correr como siempre solía hacerlo cada mañana al despertar. Incluso quería volver a trabajar; extrañaba ese dulce olor a café en el ambiente, pasteles y dulces. En pocas palabras, extrañaba su vida cotidiana. No es que Noruega fuera algo diferente o malo, simplemente no estaba esperando acostumbrarse a una nueva rutina. Aunque la única verdad detrás de toda esa impaciencia era que necesitaba volver a ver a el chico de ojos azules. Podía llamarle por el móvil, pero prefería escuchar una voz real; una grave y coqueta voz real.

Elliot había dado verdad a sus palabras la noche anterior, pues a las ocho de la mañana en punto, la camioneta estaba estacionada frente a las puertas, esperando por ellos para llevarlos al aeropuerto, y era lo menos que podía hacer para estar cerca de Ana una última vez. Athan había estado un poco triste al amanecer, pues había encontrado un buen amigo en Grayson y a pesar de que habían hecho una promesa de siempre hablarse por teléfono, no iba a ser lo mismo. Parecía que su padre estaba sufriendo más y Athan lo sabía, aunque no quería admitirlo en voz alta. El amor llegó sin previo aviso, comprendía el miedo que sentía al tener una nueva oportunidad frente a sus ojos, la relación con su primera esposa y madre de Athan no fue la mejor para relatar en una historia, simplemente no pudieron encontrar la chispa que mantendría encendida la llama de su relación. Así que decidieron acabar con el amor, a pesar de que fue doloroso por haber compartido años juntos, fue la mejor decisión que pudieron tomar.

A veces tenemos que abandonar nuestros recuerdos para poder vivir nuevas y mejores experiencias. El futuro siempre nos tendrá preparado algo mejor.

No podía negarlo ahora: Elliot estaba enamorado de Ana, y no le importaba que ambos tuvieran hijos, que ella fuera viuda y él divorciado, porque comprendió que el destino le estaba dando una oportunidad más y las intenciones de desaprovecharla eran nulas; y ahí estaba, sentado a su lado, preso de una bomba de tiempo que se la llevaría a kilómetros de distancia. Pero él mismo sabía que no podía hacer nada, sus vidas estaban en Londres y sería egoísta pedirles que se quedaran.

Sin duda alguna, fueron los más cortos, pero mejores días que habían pasado juntos y por más loco que sonara, habían bastado tan solo tres días para que cayera enamorado de tan bella mujer. Todo en Ana lo había cautivado. La diferencia de edad era notablemente clara, pero ellos nunca mostraron ninguna molestia en cuanto a esa situación. Era frustrante saber que todo aquello desaparecería en menos de una hora, cuando comenzaran a abordar.

Desgraciadamente, el tiempo tuvo que seguir su curso, no podía detenerlo. Igual que un río, si tiras una piedra formas una onda en la superficie que altera un instante el curso de la corriente, pero siempre vuelve a ser la misma. Por las bocinas, el anuncio llegó hasta los oídos de todos los que esperaban: el vuelo a Londres con conexión a Madrid estaba preparándose. Ana y Grayson se levantaron con las únicas bolsas que podían llevar a bordo pues las más pesadas estaban registradas y dentro del avión.

Buenos días, HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora