Bournemouth, Inglaterra. 1996.
Hoy es mi cumpleaños. Mamá y Ruth están en los asientos de adelante del coche mientras platican sobre el colegio de mi hermana y de cuán caro ha resultado los últimos meses. Pero Ruth ha conseguido entrar ahí gracias a que es una completa nerd. Le han otorgado una beca del 50% que a mamá le ha resultado de maravilla. Ruth es muy buena en matemáticas y en química, siempre lo ha sido desde que tenía mi edad y yo no había nacido aún, a veces pienso que sería una excelente científica loca. Río cuando pienso en ello.
Vamos de camino hacia Sandbanks en Bournemouth a tomar el ferry para cruzar hacia la Bahía de Shell y así evitarnos toda una enorme vuelta en coche que nos tomaría muchísimo más tiempo. Además mi estómago comienza a avisarme que ya es hora del almuerzo, pues han pasado cerca de cuatro horas desde que tomamos el desayuno.
Antes de levantarme de mi asiento para pedirle a mamá y a mi hermana que nos detengamos en alguna tienda por una de mis galletas de cereal favoritas, puedo ver que faltan solo algunas cuadras más para llegar al puerto, así que mi hambre cesa por unos segundos invadida por la emoción que comienza a recorrer cada poro y centímetro de mi cuerpo. Adoro viajar en barco, sentir mi cabello largo volar a los cuatro vientos y olfatear el delicioso aroma a arena y mar.
-Ya casi llegamos, querido. Cuando estemos del otro lado pasaremos por algo de comida. -Dice mi madre mirándome por el espejo retrovisor.
Yo solo asiento y me acomodo de nuevo en el asiento trasero, acostándome con mis piernas encogidas y mi cabeza contra una almohada que he traído conmigo.
Después de casi veinticinco minutos de espera en una larga fila de autos y de que mamá le pagara con un par de libras al hombre en la caseta, por fin podemos subir al enorme barco que carga docenas de vehículos. Cruzamos por un puente de metal que conecta el ferry con tierra firme, cada vez que pasamos por ahí Ruth parece que va a vomitar y a mí me da risa.
Una vez montados, mamá nos da la libertad de salir a observar el agua, pero solo yo me muevo de mi asiento y abro la puerta, Ruth decide quedarse en su asiento a escuchar música con los ojos cerrados y su reproductor de CD's que ha comprado recientemente con su sueldo de mesera en un restaurante familiar.
Mamá me toma de la mano y caminamos juntos por el laberinto de coches que hay delante de nosotros. El suelo ahora es de algún material parecido al plástico, creo que es caucho. A cada costado del barco hay escaleras con barandales que suben a unos cuartos y más adelante está la proa en donde un montón de gente se concentra, tomándose fotos y viendo a sus alrededores con binoculares. Cuando llegamos hasta arriba, la corriente del viento se vuelve más fuerte, por lo que sujeto mi gorra con firmeza. Camino hacia uno de los lados sujetándome fuerte del barandal y cuando alzo mi vista, el aliento me falta. El mar está completamente azul, combinándose con el celeste del reflejo del cielo y el oscuro de las profundidades de las aguas.
ESTÁS LEYENDO
Buenos días, Héroe
RomanceGrayson y Leo cruzaron caminos en el momento y lugar equivocado en lo que fue una simple coincidencia. Sin embargo, deciden continuar con la extraña atracción que surge entre ellos que los incita a estar cada vez más juntos. En su búsqueda por encon...