Capítulo 26

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- ¿Y si es una hermosa niña? Parecida a ti...

- El tiempo dirá Chris. -después de haber hecho el amor, el amanecer nos había apapachado. Dormimos por más horas, estábamos cenando en la sala, conversando sobre el pequeño bebé que estaba en mi vientre. El tiempo pasó, estaba anocheciendo nuevamente. Eran cerca de las 9:00 pm.

- Mejor que sea niño, para así poder jugar fútbol con el y enseñarlo a ser un buen hombre. Ah y tenemos que ir al hospital mañana mismo, deben revisarlos, a ti y a mi bebé. -Chris pasó su mano por mi plano vientre.

Quería que las sacudidas de desesperación y dolor ya asecharan mi cuerpo, me sentía frágil, impotente. Aún no podía creer que estaba embarazada, que dentro de mi, estaba creciendo alguien que toda la vida dependería de mi.

Quería a Mello, pero ¿amarlo?. Ya no sabía ni siquiera que era amar, si tan sólo alguna vez había conocido el amor en toda la extensión de la palabra, no me arrepentia de haberme entregado a Christopher. Sin embargo, ¿Porque con el? ¿Porque no con alguien como Essau?
Sentí nostalgia, al recordar su nombre y aquella vez en la que estuve apunto de entregarme a él.

(Inicio Flash-back)

- Te amo. -susurro contra mi rostro, su cálido aroma quedó impregnado en mis labios aquellos que ya ansiaban besarlo.

- También te amo, lo sabes. -Murmuré suspirando.

- Evelyn, quiero pasar cada segundo de mi vida contigo, quiero ser yo aquel que te haga el amor por las mañanas, quien te observe bajo los rayos del sol o la luz de la Luna feliz y alegre. Tan enamorada de mi, como yo lo estoy de ti. Gracias por estos cuatro primeros años compartiendo pequeños fragmentos de tu vida conmigo. Creeme que han sido los mejores de mi vida, todo lo que he pasado contigo siempre lo voy a recordar, tú; sencillamente eres mi primer amor y tal parece que llegaste para quedarte. Yo quiero compartir mi vida contigo, quiero que tu seas la madre de mis hijos, quiero envejecer a tu lado, te amo tanto que no veo una vida más allá de la que llevo contigo.

Las lágrimas humedecieron y a la vez hicieron borrosa mi vista, estaba feliz. A su lado era feliz.

Besó la comisura de mis labios, para después bajar sus manos a mis caderas y atraerme aún más a su cuerpo. Por primera vez después de tantos años deseaba a Essau, deseaba convertirme en su mujer. Deseaba que me hiciera el amor. Separó el rostro del mío para sonreír de lado, bajar sus brazos a mis muslos y cargarme para subirme a su habitación y recostarme en la cama, habían pétalos de rosas rojas, hermosas velas iluminaban muy tenuamente la habitación. Suspiré, estaba lista.
Lista y ansiosa por ser suya.

- Mi amor, yo... yo. Quiero que me dejes, ammm... -notaba su timidez y no podía juzgarlo, yo me sentía igual, se acercó a mis oidos, mordió suavemente mi hombro, provocando que un jadeo escapara de mis labios- permíteme hacerte el amor.

Suspiré y con un leve asentamiento de cabeza acepté. Me volteó con delicadeza a su cuerpo, sus pupilas estaban dilatadas igual que las mías, por excitación y a la vez miedo. Sentí sus manos recorrer desde mi trasero hasta mis muslos, para tomar el dobladillo de mi vestido y subirlo con lentitud; acariciando suavemente cada pequeña parte de mi cuerpo que sus manos rozaban. Haciéndome quedar en un conjunto negro especialmente para él.

Lo escuché jadear a mi espalda al verme casi desnuda.

- Me encantas, me tienes completamente loco por ti.

Jadee al escucharlo. En ese precioso instante todo parecía ser perfecto.
Pero; ¿Qué dirá mi familia de mi? ¿Qué ejemplo seré? ¿En qué tipo de hermana me convertiría? Juré no entregar mi cuerpo a un desconocido, y lo admitía. Essau no era un desconocido él era mi novio, sin embargo ¿entregarme a él? Y si simplemente esto es lo que quiere conseguir para alejarse de mi.

Un sueño increíble. © (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora