Capítulo 20

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Gota tras gota caían sobre los cristales que comenzaban a empañarse por la lluvia que no paraba de caer, habían pasado días. Aquellos en los que no aparecía respuesta alguna, Chris no había despertado del coma. Mis padres aún no tenían noticia alguna de mi.

La ropa se aferraba a mis caderas, a mi cuerpo que no aceptaba más alimento que pan tostado y café. Las ojeras comenzaban a parecer moretones, cada una de ellas recordandome el dolor por el que estaba pasando. Incluso, la falta de sueño era constante.

La preocupación me aferró a este hospital, el miedo me hizo débil y sin embargo aún permanezco aquí, esperando en una sala de hospital, noticias sobre mi novio. Buenas o malas, tan sólo noticias. Miraba el reloj de la pared frente a mi, y aquellos curiosos mosaicos dentro de uno más grande. Todos con algo singular.

Dolor.

Era dolor era aquello que los hacia diferentes a los demás hospitales. Entre estas paredes, existía la esperanza de revivir mis ganas de seguir adelante o simplemente dejar de luchar. El constante sonido de los teléfonos y las ambulancias era lo único que hacía compañía a ese punzante y constante dolor.

El movimiento se hizo ostentoso. De repente todos comenzaban a gritarse los unos a los otros.

- ¡Lo tenemos! ¡Lo tenemos! - escuché a lo lejos.

No quería otorgarle importancia. Sin embargo, el doctor encargado de Chris fué aquel que se acercó a mi.

- Evelyn... - una punzada de dolor y emoción se propagó por mis venas, sin embargo. La impotencia me volvió a mi triste realidad. - Chris, reaccionó. -

- ¿Cómo está? ¿¡Puedo verlo!? -

- Tenemos que hacerle varios estudios, ahora iré a revisarlo, te informaré los resultados. -

- ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! -

Pasan los minutos, que se convierten en prácticamente horas. Mientras que la soledad poco a poco se aferra a mi sombra. He contactado a Shalizi, llegó hace poco mas de dos horas, sin embargo ninguno de los dos hemos recibido noticias.

(***)

Como anillo al dedo, la salvación parece aparecer convertida en doctor.

- Deben ser fuertes. - la sonrisa que había permanecido en mi rostro se desvaneció. - No comprendo como fué que no me percaté de esto... -

- ¿A qué se refiere? - pregunta Shalizi con un nudo en su garganta.

- A que Chris tuvo una fuerte contusión en el hemisferio derecho de su cerebro. Eso fue lo que le provocó el coma, sin embargo no es eso lo que me preocupa, si no que... - el doctor inhala, mientras mis pulmones casi no exhalan aire. - mientras le hacíamos preguntas, se notaba distraído. Estaba asustado, pronto nos dimos cuenta de la pérdida de memoria temporal por la cual está pasando. Chris no recuerda mucho, ni siquiera su nombre. - mis ojos amenazan fuertemente por dejar que aquellas lágrimas lastimeras escaparan a mi rostro. Mientras una terrible punzada de dolor le hace compañía al silencio que de pronto se situó en la sala.

- ¿Qué? - pregunta Shalizi evidentemente sorprendido.

- El señor Comstock, ha perdido la memoria. No puedo darles un diagnóstico de cuando volverán los recuerdos, al despertar él, mencionó dos nombres... -

- ¿Cuales eran esos nombres? - pregunto con el nudo en mi garganta.

- Shalizi, y... - lleva su mano a su cabeza, pensando. Mientras que mis nervios aumentan, cuanto daría porque el otro nombre fuese el mío. Sin embargo, si no recuerda lo sufisciente es que a mi tampoco me recuerde. Quizá sólo, la recuerda a ella.

- ¿Hanna? - el doctor levanta su mirada a la mía.

- Sí. Ese fué el nombre que mencionó. Él, la quería ver. - sus palabras parecen una tortura. - ¿Tienen alguna forma de contacto con ella? - siento náuseas. Todo da vueltas, mientras que Shalizi voltea a mi. Sosteniendome con sus brazos para evitar que me caiga.

- No. Ella era la novia de Chris. Hace años... - dice aquello con miedo a mi reacción. Sin embargo mi silencio continúa al igual que mi silencioso llanto.

- Comprendo. Ahora, nosotros le realizamos todos los estudios necesarios, lo tuvimos que sedar para que se mantuviera tranquilo y los resultados salieran lo mejor posible. Por suerte todo salió bien, la pérdida de memoria no afectó a su columna,ahora sólo nos queda la autorización para operarlo. ¿Le importaría autorizar la cirugía? - pregunta haciendo una pausa. Dirijo mi mirada a Shalizi esperando una respuesta. - ¿Señora Comstock? - frunzo el ceño.

Señora Comstock...

Siento el brazo de Shalizi apretarse alrededor de mi hombro. Y yo aún no comprendo nada.

- Permítame hablar con ella. - dice Shalizi al médico, quien nos deja solos.

- ¿Porqué me llamó así? -

- Cuando te desmayaste, me dijeron que tú que hacías aquí, si eras de México. Así que les dije que estabas aquí por tu esposo... tuve que decir que yo era el único familiar cerca de ustedes, que Chris y tú, están casados... -

Mi corazón da una punzada de alegría aunque también de dolor.

Y si, los doctores le mencionaron que estaba "casado".

- ¿Que pasará si ellos se lo dijeron a Chris? - el doctor volvió con nosotros, su rostro no reflejaba más que seriedad y nerviosismo. - él, sabe que está casado conmigo. - menciono tratando inútilmente de seguir la mentira de Shalizi.

El rostro del médico se descompone.

- Sí. Se lo dije cuando recién despertó, por eso mismo tuvimos que medicarlo. Se puso un poco..., agresivo. -

- ¡Mierda, mierda, y más mierda! - grité. Chris no podía saber una mierda tan mala.

Amaría ser su esposa, pero no de mentiras, nos conocemos por tan sólo 5 jodidos minutos.

- Además, el pidió ver a su esposa... - aquellas son palabras que quedan suspedidas en el aire. Y si me rechaza, si me corre.

Varias alternativas estaban abiertas y disponibles.

(***)

Toc. Toc. Toc.

Estar frente a la puerta de su habitación, apunto de volver a ver su rostro.

Entro a la habitación, está fría, la cama está un poco hundida y destendida. Pero Chris no está en ella.

- ¡¿Chris?! ¡¿Chris?! -

- En el baño... - su voz es un increíble confort. Me siento al lado de la cama, respirando pausadamente. Escucho el agua correr.

Esperando pacientemente a que salga del baño mis manos comienzan a temblar.

- Hola... - menciona aquel hermoso chico, su mirada reflejaba miedo, distancia. En el, no estaba mi novio.

- Hola. Chris. - el nudo en mi garganta se hizo visible.

- ¿Quién eres? - sus palabras parecían dagas en mi pecho, - perdón por mi pregunta; pero estoy esperando a Hanna, mi esposa... - sencillamente las dagas ya no me provocaban tanto dolor, comparado con la tristeza y la rabia que se drenó en todo mi cuerpo.

Principalmente en mi corazón.

Un sueño increíble. © (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora