Capítulo 32

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Fue un grito, el estruendo de una bala lo que cambió mi vida, y lamentablemente transcurrieron muchas cosas, durante aquel tiempo. Recuerdo ese sentimiento que alguna vez me mantuvo unida a Christopher Comstock, o simplemente aun lo hacia es que maldición ¿cómo olvidar a quien se ama todavía? El amor que siento por el día con dia era más fuerte y más imposible.
¿Que puedo contarles de aquel chico de hermosos ojos verdes? ¿Qué más que ustedes no sepan?

Bueno, nos separamos, o quizá la palabra correcta es que Chris me había dejado, cuando más lo necesitaba, cuando más rota me encontraba, no tuvo piedad y sin más se olvidó de mi. De nuestro hijo, de absolutamente todo lo que en algún momento signifique en su vida. Hoy en día, dos años después; él continuaba al lado de Selena Gómez. Su "gran amor".
Ambos llevan un buen tiempo juntos y aunque me duele admitirlo, lo sentia mucho más feliz y relajado con ella que conmigo.

Recuerdo aquella vez en la que escuché por primera vez "Wolves" sentí que mi corazón estaba muriendo poco a poco, me sentía tan frustrada, de escuchar sus voces tan entusiasmadas, con amor sincero. En realidad no sabía que pensar con respecto a la canción, puesto que se había estrenado cuando recién Chris y yo nos habíamos alejado. Quizá aquella era una referencia para mi. Y sin embargo no comprendía que tipo de referencia si él era el que se había alejado.

Dejando de lado todo aquello, sólo podía decir que una mentira más me estaba comiendo poco a poco, una relación que disfrutaba más no amaba. Hace poco más de un año inicié una relación con Andrés. Un chico que ustedes quizá ya habran olvidado, admito que también lo tomé por desapercibido. Y sin embargo aquel chico día con día daba todo por verme feliz, mirarme a los ojos y decirme lo locamente enamorado que estaba de mí.
Lamentablemente mi única respuesta siempre era una sonrisa y un simple te quiero... y es que en aquello no mentía, le tenía un gran cariño, quizá con él me sentía feliz, comenzaba a sentir un poco de lo que Christopher despertó en mi y sin embargo había algo, un recuerdo, una acción que por más mínima que fuese me recordaba a él.

¿Mi hijo? Bueno, Andrés respetó mi decisión con respecto a jamás alejarme de mi bebé, ir a visitarlo de vez en cuando al lugar en donde estaban sus pequeños restos y amarlo siempre, sin conocerlo, sin acariciarlo, sin sostenerlo. Simplemente viviendo de su recuerdo.

Mi canal de YouTube cada día crecía más y más, trabajo no me faltaba y bueno ahora me distraia un poco en todos los viajes de trabajo y reuniones de influencers, la mayoría de veces Andrés asistía conmigo, le gustaba protegerme, acompañarme y consolarme y aquellas pequeñas acciones me hacían sentir tan diferente... tan amada. Vianey tuvo a su pequeño hijo, decidió llamarlo Ibrahim, mi sobrino era hermoso, tenía pequeños ojos verdes, y cada vez que me veía corría a mis brazos a juguetear conmigo. Aquella pequeña acción me encantaba aunque también me provocaba tristeza, de tan sólo imaginar que aquel podría ser mi hijo.

Y bueno, ¿cómo era Andrés? Tenía unos hermosos ojos azules, su cabello era cobrizo rojizo, tenía hermosos oyuelos, inclusive era más alto que yo, uno de sus hobbies favoritos era subirme a sus hombros y correr persiguiendo un atardecer, un momento que para mi también era perfecto, admito que Andrés es guapísimo, me siento afortunada de tenerlo a mi lado, sin duda alguna lo que más quisiera es lograr corresponderle con el mismo amor con el que él lo hace.
Su afición por la música electrónica era la misma sin embargo ambos decidimos dejar de escuchar por un tiempo a Marshmello por obvias razones.

- ¿Mi amor? ¿Evelyn? ¿Me escuchas?

Escuché su voz sacarme de mis pensamientos. Platicamos sobre nuestro siguiente viaje.

- Sí. Te escucho. Entonces, ¿Atlanta?

- Preferiría Francia. -Me responde mirando los próximos vuelos por la laptop.

- ¿Porqué?

- Pues bien dicen por ahí que ese es el lugar perfecto para enamorarse. -Carraspeo un poco la garganta. Lo miro a los ojos con algo de miedo.

- Pero... -trato de articular palabra, pero antes de hacerlo sus dedos se posan sobre mis labios silenciandome.

- Sé que aún no estas enamorada de mi, pero no pierdo la esperanza. -Lo único que me provocan sus palabras es tristeza aunque también cariño.

Nadie había sido tan paciente conmigo. Sin pensarlo dos veces me acerco a su cuello para depositar un casto beso y después apretarlo contra mi cuerpo.

- Te quiero Andrés. Créeme que yo tampoco pierdo la esperanza de enamorarme de ti. Te juro que estoy dando todo de mi parte.

- Con escuchar eso yo soy feliz. ¿Entonces Francia?

Le sonreí como una niña pequeña, asentando con la cabeza. Tan emocionada y querida. Lo observo comprando nuestros boletos de avión y es increíble ver como todo cambio, recordar como confundí a Andrés con Christopher cuando me rescató de todos aquellos periodistas locos por saber todo lo ocurrido con Marshmello.

- Nuestro vuelo sale al amanecer. Debemos madrugar cariño.

- De acuerdo, entonces dormiré un momento. ¿Te parece?

- Claro que si amor, yo cuidaré tus sueños.

Le sonreí y sin más me dirigí a la cama a tratar de dormir.

(((***)))

- ¿Qué me dices de ti? Jurabas amarme, prometiste jamás olvidarme y mirate. Estas del brazo de una persona que jamás estará enamorado de ti.

- Quizá, y no pienso negarlo, yo te quise, de una manera enferma, de una manera inigualable, yo fuí la madre de tu hijo... la diferencia Chris... es que yo jamás te abandoné. Ni siquera cuando estabas en camino al precipicio de la muerte...

(((***)))

Despierto con el corazón a mil por hora, mis lágrimas eran idénticas a las grandes gotas de sudor que mi cuerpo ya estaba produciendo.
Trato de no despertar a Andrés, lo miro descansando a mi lado, ralajado y con los labios entreabiertos.

Chris...

Su nombre aún está presente y tal parece que más vivo que nunca.

Un sueño increíble. © (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora