DESILUCIONES

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Maldito frío, quiero cerrar la ventana pero mis extremidades no responden. Todo esta tan callado, puedo escuchar mi respiración, está muy pausada. Doy un sorbo a mi taza de café y me acurruco en la manta que cubre mi cuerpo. Es el peor día que jamás pude haber tenido, el día está más gris que nunca antes. Y en Londres es peor. Y no puedo creer que Lucas me haya sido infiel todo este maldito tiempo que le regalé, y el muy hipócrita me preguntó por qué le terminé. Doy otro sorbo a la bebida caliente. Rayos, está hirviendo. Me tengo que parar, no me puedo quedar aquí todo el día. Dejo la taza humeante en la mesa de centro y avanzo, lo más rápido que mi cuerpo me permite, por la sala. Cierro la ventana, con cierto esfuerzo, y mis músculos por fin se relajan. Regreso al mueble y a mi triste agonía. Esta horrible mañana me deprime. Necesito hacer algo más. Llamaré a Perrie, a ella se le puede ocurrir algo.





-¡Jennifer!, ¿Ya te han dicho lo de Lucas? –me saluda preocupada al otro lado de la línea.

-Lo vi yo misma, pero no quiero hablar de eso, ¿Podemos hacer algo? –mi voz suena apagada, como yo.

-¿Quieres ir a un bar esta noche? ¿O a un pub? ¿O a una discoteca?

-No lo sé, que hable la experta. –sonrio un poco.

-¡Vamos al Fabric! –me dice entusiasmada.

-Claro, pero ¿dónde queda eso?

-Es una discoteca que está en 77A Charterhouse St, London EC1M 6HJ. Pero apuesto a que has oído hablar de ese lugar ¿no? Es exclusivísimo.



-Pero me falta un mes para mis dieciocho.

-Ay, Jennifer, no te agobies. Tengo mis contactos.

-Bien, vale. ¿A qué hora nos vemos? –miro mi reloj, un cuarto para las once.

-¿Ocho te parece bien?

-Sí.

-Bueno, entonces te recojo.

-Ocho, adiós.





Cuelgo. Llamo a Jane, la empleada, y le pido que se lleve la taza medio vacía de café. Le sonrio y luego pasa a retirarse y me quedo sola de nuevo en la sala de estar de mi enorme casa, que comparto con mis padres. Pero, como casi nunca están aquí.

Prendo mi pantalla plana y pongo un canal al azar como fondo, el silencio es perturbador. Me dirijo al espejo con mis brazos y piernas entumecidas. Veo a través del cristal a una demacrada chica de 17 años, unas prominentes ojeras y un cabello rubio opaco. Mi apariencia dice más que mil palabras. Y no me puedo creer que esa chica tan solo hace unos días haya tenido una hermosa melena dorada ondulada, unos ojos azules grandes y divertidos, unos labios carnosos, una sonrisa perfecta y un lindo rubor rosa en las mejillas, mejillas que ahora están tan pálidas como el cielo.

Tomo el peine y me arreglo un poco el cabello. Me siento en el mueble de cuero a ver la pantalla sin en realidad interesarme en lo que aparece. Cambio a algo que me importe y me encuentro en un canal gastronómico en el que están explicando cómo hacer comida para gatos. ¿Qué la gente no tiene mejores cosas que hacer?

Tres horas con la vista directa en la pantalla, dos horas en el spa, una hora en un relajante baño de sales, y me pongo algo cómodo para estar un rato en la laptop. Faltando una hora y media para las ocho empiezo a alistarme en serio. Algo sexy, necesito distraerme, y escotado. Sí, pero que no se vea vulgar. Un vestido cereza, con accesorios que combinen a la perfección.

Y que mejor distracción que pasar un buen rato con mi mejor amiga. Ella es la única capaz de comprenderme. Listo, se supone que en unos minutos ella ya tiene que estar aquí.

Me siento en el mueble con las piernas cruzadas borrando toda la información y fotos que tenía de Lucas, ese maldito infeliz. Y encima no podía meterse con peor persona. Katherine, ¡Aich! Jamás le perdonaré lo que hizo. Se me viene a la mente las imágenes desgarradoras de ella clavando sus uñas de ramera sobre la espalda de hasta ese entonces mi confidente. El timbre de la puerta me distrae de mis inaceptables recuerdos.





-Perrie –le digo cuando abro la puerta.

-¿Nos vamos? –lleva un vestido de encaje negro.

-Sí, ya me quiero largar de este maldito lugar.

-De malas ¿Eh? Yo sé que hacer para cambiar eso. Vamos –e toma de la mano y en un momento ya me encuentro bajando las gradas para entrar a su limosina negra.





Me siento en el acolchado y veo a través del cristal ahumado al chofer que me mira por el retrovisor. Él se sonroja y yo pongo los ojos en blanco.

Avanzamos y empezamos a dejar las sombras de los faroles en las calles lujosas de Londres. La noche es oscura, lo cual es normal después de un día nublado como este. Perrie me cuenta lo que hizo en el día y su rutina diaria de taekwondo. Yo le conté lo mío y mis locas ideas de cómo conquistar el mundo mientras me masajeaban la espalda con piedras de mar.





-¿Antes de empezar la noche quieres alegrar un poco el momento? –dice mientras mueve una botella de bourbon.





Yo sonrio maliciosamente y se la arrebato de las manos. Me la empino de manera nada femenina y luego me limpio con una servilleta. ¡Mi maquillaje! Saco de mi bolso de mano el labial y el brillo y me retoco exageradamente mis labios.

¡Dos botellas de licor y aun no llegamos al bar! El chofer nos mira con desaprobación. Estoy achispada y hablo incoherencias.





-Ay dios a esa zorra le hubiera puesta la cola en la cabeza si tan solo me la hubiera cruzado, pero nooooooo la fiera se cubre aunque tenga garras –digo con voz ronca y arrastrando las palabras.

Al parecer Perriesita es más inmune al alcohol que yo y mi riñón.

-Pero claro primero es una fiera con mi novio, digo, mi ex. Y luego cuando se entera de que ya lo sé todo no se atreve a dar la cara. –me muerdo el labio provocativamente mirando al chofer que se sonroja más que la primera vez.

Llegamos al bar y entramos por la puerta de vidrio en la que está escrito ‘Exclusivo’ y me preguntan mi edad.

-Discúlpame Perrie, pero es menor. –dijo el de seguridad.

-No, yo tengo uno, dos –empiezo a contar con los dedos, pero al final me rindo-. Muchos años, así que déjenme entrar.





Hago un puchero, Perrie se le acerca y le dice algo al oído al tipo grande y este pone una cara muy seria. ¡Estoy borracha! Me deja entrar y me pide disculpas. Yo le saco la lengua y entro jalada por mi amiga, que va directo a la barra y pide un vaso de agua. Me la da y me la tomo de un solo trago. ¡Voy a divertirme! Y nada, pero nada me va a arruinar este momento.

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Jo! Hola, bienvenidos. Esta es mi primera novela :3 Me gustaría mucho que le dieran votos si les gusta y comentaran. Veamos como me va ;)

Vampire Story (H.S.) | Ella Bel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora