¿DIVERSIÓN?

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-Harry, mi cabeza va a explotar. La música está muy fuerte. –me dijo casi gritando.
-Emily
-¿Si?
-¿Qué pasa? –me miró a los ojos, pero esta vez ya no le hice nada. Sentí demasiada culpa cuando lo hice, lo que para mí es muy extraño. Intento reprimir esa culpa.
-Estoy cansada –hizo un mohín.

La verdad es que ya perdí esa imagen de ella de una minizorrita, es bastante agradable y casi ¿tierna? No lo sé, pero no creo que sea de ‘esas’.

-Ven –tomé su mano con delicadeza y la llevé a través del bullicio hacia la salida.
-No iré a un hotel, ni siquiera contigo.
-No tengo intenciones de hacerlo.

Sonrió adormilada y asintió. La invité a pasar a mi auto y arranqué. Las calles estaban vacías y las galerías cerradas. La luna llena brillaba sobre nuestras cabezas en su punto más alto. Ella estaba apoyada contra la ventana. Mirando la nada, o quizá no viendo nada. Solo pensando, yo que sé. No se por qué no puedo saber que le pasa por esa cabeza. ¿Qué rayos pensará? Semáforo rojo, me detengo lentamente despertándola de su ensoñación.

-¿Qué piensas? –es mi último método.
-¡Ah! No nada. Verde –se refería a la luz del semáforo.

Avancé y casi a la mitad de la carretera me desvié hacia una ruta de asfalto poco usado. Me detuve a una distancia moderada de la vía principal.

-Vamos –le dije sonriendo, esta vez sinceramente.
-Ya bajo –me correspondió la sonrisa.
-¡No! –corrí antes que bajara y le abrí la puerta, después de todo ella no recordaría nada de lo que hoy pase.
-¿Cómo hiciste eso? –me preguntó asombrada.
-Es un… dote, digamos que soy un superdotado.
-Muchas gracias Harry, el superdotado.
-En todo
-¿Todo? –miró abajo.
-Eso lo decidirás tú.

Sonrió coquetamente por primera vez, pero inmediatamente recobró la postura y me miró muy seria.

-Prefiero aún no opinar.
-Acompáñame –la halé por la mano hacia el interior del bosque.

A medida que avanzábamos, el bosque se hacía más espeso. Empecé a quitar ramas de vez en cuando. Llegamos a un punto donde los árboles disminuyeron casi de repente. Y ahí había un barranco. Pero allá en lo alto del cielo se podía contemplar la luna mejor que en ningún sitio de Londres. Lo digo por experiencia.

-¿Me vas a lanzar? –me dijo con los ojos muy abiertos.

Mi ¿palpitación? Se aceleró. O quizá mis pulmones empezaron a latir. La miré fijamente y luego sus labios, y quise besarlos. ¡No! Ya para. La acabas de conocer.

-¿Harry? –me dijo en un hilo de voz.
-Lo… lo siento.

Me senté en el césped y ella hizo lo mismo que yo. Estábamos los dos, juntos en ese minuto mágico. Solo me había sentido así con… No importa, ella está aquí. Apoyó su cabeza en mi hombro y la miré. Tenía el vestido un poco arrugado, pero no pareció importarle.

-Emily –alzó la mirada para verme.
-Dime Harry.
-Eres hermosa -¡¿Lo pensé o lo dije?!
-Mmm… yo… Harry –mierda, lo dije.
-No debí decir eso –agaché la cabeza, pero no me arrepentí.
-No está bien Harry. Gracias. Tú también me agradas –sonrió.

Volvió a apoyarse en mí y empezamos a conversar, me contó que estaba con un chico que no valía la pena y que él le fue infiel. 

-¿Cómo se llamaba? –pregunté, de verdad quería saberlo.
-Lucas, yo lo quería.
-Te enamo…
-Ni lo menciones. Si lo quería y quizá me dolió un poco porque yo le tenía mucha confianza pero –se puso de pie y se estiró el vestido- ¡YO NO ME ENAMORO!
-Bien, bien –me puse de pie.
-¿Sabes algo, Harry? Eres muy simpático, pero ¿te puedo preguntar algo?
-Esa ya es una pregunta, pero claro que si puedes hacerme otra –sonreí.
-¿Eres completamente humano? –casi pierdo la cabeza cuando me pregunto eso.
-¡Sí! ¿Qué más iba a ser? ¿Un patético ser mitológico? ¿Un monstruo? ¡Anda dilo! ¿Qué creías?
-Yo, la verdad… no sé.
-¡¿Por qué me preguntaste eso?! –grité exasperado.
-Tu piel es tan fría y a veces no sentía tu palpitación, que…
-¿Que qué?
-Que creí que…. Que eras un… vampiro
-¿En serio crees en esas mierdas?
-¿Y por qué no?
-Simple, los vampiros no existen.
-A mí desde pequeña me dijeron que cualquier cosa era posible –dijo tímidamente.
-Créeme –me acerqué a ella y le levante la barbilla ligeramente- todo es posible, pero eso… es algo descabellado
-Lo sé –me dijo tiernamente.

Sus ojos azules chocaban con los míos verdes. Era tan perfecto, que no quería que nunca acabara. Emily Jane y Harry Edward ¿Se imaginan? Yo sí y me encantaba. Me acerqué a su rostro y ella miro mi boca.

-Yo… -dijo cuándo unos pocos centímetros nos separaban- no… no me enamoro.
-Lo sé –agaché la cabeza.

No sé como pero ella caería rendida a mis pies, va a quererme y la voy a enamorar. Estará conmigo y la haré feliz, por un tiempo. Pues ella crecerá y yo seguiré siendo un joven de 18 años. Ella me dejará o yo lo haré. Dejaré que siga haciendo su vida mientras ensucio la mía lamentando su recuerdo.

-Pero te diré algo.
-¿Qué me dirás, Harry? –me acerqué a su oído, tensando su piel.
-Te voy a enamorar –susurré y ella suspiró.

Llegamos a casa de su amiga. La otra rubia, Perrie. Y nos estacionamos frente a ella. Su casa sí que era grande. Salimos del auto y cuando Emily subía los peldaños para llegar a la puerta de madera de roble la cargué en mis brazos. Ella simplemente posó los suyos alrededor de mi cuello y entramos a la casa. La puerta estaba entreabierta, la empujé con mi pie y busqué rápidamente una habitación vacía. Encontré una y la eché con suavidad. Al caer en la cama cerró sus ojos y quedó en un sueño profundo. De verdad me lamentaba que no recordaría nada de esto. Pero yo sí. Besé su frente y fui a comprar una pastilla para la resaca. Hipnoticé a una mucama para que en la mañana le diera a Emily un vaso de refresco, y me fui de ahí sin dar mayores explicaciones.

Vampire Story (H.S.) | Ella Bel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora