PRIMERA VEZ

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-¡Mamá! ¿qué haces? -dijo Gemma retrocediendo.
-Tú bebedora. ¡Jamás!
-Pero yo no quiero ser vamp… Argggg -Katherina mordió el cuello de Gemma haciéndola gemir de dolor.

Harold observaba eso tras la puerta "Me matará a mí tambien" pensó él. Veía el horrendo espectaculo de su hermana siendo desangrada brutalmente en cuestión de segundos. Su cuerpo estaba tenso, él pensaba que Katherina después de terminar con ella empezaría a buscarlo a él tambien; sin embargo, él no contaba con que ella sabía que estaba pensando. Sonrió perversamente con la sangre desbordando de su boca, limpió sus labios con la lengua y volteó donde estaba Harold. "Que no me haga nada"

-No lo haré cariño -dijo limpiándose.
-No quiero morir, no puedo -cerró los ojos pensando en su amada, Danielle Peazer. 
-No morirás, te lo prometo -le dijo tiernamente.
-Maldita sea, acaba de matar a mi hermana. Le puedo aceptar animales y hasta personas enfermas pero ¿¡Ella!?
-Me alimento de quién me plazca, y tú cállate. Que te estoy salvando el cuello.
-¡Me largo!-exclamó Harold- con su permiso, alteza- masculló entre dientes mientras salía por la puerta.
-Danielle es una perra… -fué lo último que Harold oyó de ella.

Caminó horas por el frondoso bosque hasta que vió un arroyo, se sentó en cunclillas y bebió hasta sacierse, se lavó la cara y mojó su ropa. Desgarró algunas prendas y las usó como lecho. Quedó en camisa y en pantalones. Se le veía bien, para lo que solía llevar. Beneficios de la realeza.

-Gemma, no puede ser -caminaba dando vueltas jalándose los cabellos-. No Katherina, esta no te la perdono.

Se sentía devastado, la única familia que le quedaba era ella. Era.
Llego la noche y Harold apenas pudo dormir, imágenes de los ojos llorosos y suplicantes de su hermana venían constantemente. Y Katherine riéndo maléficamente con sangre en la boca, esos pensamientos le daban asco pero mientras más se esforzaba por sacarlos con más persistencia regresaban. Llegó a un punto de que casi pierde la cabeza, gritaba Gemma con desesperación y sudaba frío. Los minutos parecían horas, extendiendo el tiempo de su tortura. Ella lo estaba torturando, Bertha lo torturaba, Katherina lo torturaba, todos lo torturaban. Menos una persona… Danielle Peazer, en ese momento lo supo. Debía ir con ella.
Se levantó con cierta dificultad y llegó a un árbol donde recostó su cabeza sobre su brazo. Se separó un poco y vió la marca de una herida.

Flashback:
-Mamá está torturando a una puta -susurró Gemma escondida tras la puerta.
-Le mordió la mano -dije con asco-. eso debió doler.
-Compruébalo tú mismo -me retó ella.
-Ya verás -me mordí con tanta fuerza que salió sangre-. ¡Por todo! Si que duele… pobre puta…
-¿Estan espiando o es mi idea? -nos preguntó Katherina con los brazos cruzados.

Alzamos la vista y ella lamió mi herida, retirando la sangre y sellándola, pero dejando allí una pequeña cicatriz eterna.

Fin del flashback:

-¡Maldita sea! -quejándose de que todo le acordara a ellas.

Un día después el ya se encontraba con Danielle, gritándole, culpándola a ella de lo que pasó. Ella se mantenía calmada, serena y comprensiva. Demasiado.

-Lo siento. Nunca debió pasarte esto… -Harold la miró confundido por su actitud, pero se abalanzó sobre ella y empezó a besarla con necesidad. 

-Oye, se que no quieres sufrir -le dijo ella al ver que lloraba entre besos, el alzó los ojos rojos hacia ella atento- soy un monstruo Harold, como… ella -dijo refiriéndose a Katherina.
-Mátame, prefiero que seas tú a que otra persona… criatura -volvió a besarla pero ella se resistió.
-No -lo separó un poco- no quiero que sufras. Vivamos juntos, por siempre… los dos.
-Me estás proponiendo que…

Harold miró a Danielle y se imaginó una vida con ella, amándose todos los días hasta el fin. Él la amaba como nadie podía amar, le dolía lo que su "madre" decía de ella y pensar en pasar muchos años junto a su lado hizo que una gran luz de esperanza se encendiera. Todo empezó a tomar color alrededor suyo y no pudo evitar reir.

-Si Dani, si quiero.
-Bien -tomó la mano de Harold e hizo una herida en su muñeca, cerca de la palma.

Ella también se hizo una herida con su uña pero esta vez en la punta de su dedo índice. Juntó las dos heridas susurrando un "No te muevas".

-Creí que tenía que haber una especie de ceremonia -dijo Harold pensando en lo sencillo que parecía.
-Cuando llegue al corazón te dolera -suspiró y unos segundos después Harold cayó de espaldas en la cama pero sin separarse de ella, retorciéndose de dolor y diciendo cosas inentendibles.
-Ya está, tenemos 24 horas.
-Danielle, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
-Lo sé -susurró ella recostandose en su pecho y volviéndolo a besar.

Esa noche hubo gemidos, jadeos, gruñidos y pasión. La pasión de ellos que chocaba con sus pieles y los llevaba al paraíso, aunque ambos estuvieran predestinados al infierno.

-Perdóname sí -dijo Danielle acariciándo en el torso desnudo de Harold.
-¿Por qué?
-Por esto -en menos de un segundo su mano dió un golpe contra su nuca, separándola internamente la cabeza del resto del cuerpo. Rompió la medula espinal.



Y ahí estaba ella, tumbada en la cama con un cadaver a su lado y que al parecer eso no le importara lo más mínimo se quedó dormida. Harold no tenía salida de esa y cuándo despertara se daría cuenta que Danielle solo jugó con él y que él ya no sentía nada, por nadie. Y que así le gustaba. De esa manera apagando su ‘puta humanidad’ como el mismo la llamó…

Vampire Story (H.S.) | Ella Bel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora