RESPUESTAS POCO PRÁCTICAS

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Fui con Perrie y ella me ofreció un vaso descartable con un líquido transparente adentro.

-Vodka ruso –dije alzando ambas cejas, se encogió de hombros-. ¿Será coincidencia?

-¿Tú que crees? -tomé el vaso y me bebí todo de una-. ¡Que valiente! Es vodka del fuerte.

-Mejor aún -susurré soplando un mechón, que caía a mi frente, con notable desánimo.

-¿Qué pasó con Harry? -preguntó Perrie saliendo hacia donde estaba el susodicho.

-Nada de lo que me enorgullezca -suspiré-, todo por Drew.

-¿Te refieres a Andrew? -preguntó alzando ambas cejas y luego bebió de su vaso que también tenía en mano.

-Eso parece -me senté en el borde de la piscina que ya estaba llena de burbujas.

-Pero si esta… ya sabes…

-Sí, muerto… pero… -repetí mi suspiro-. No sé en verdad -escondí mi cara entre mis manos con el vaso aún entre los dedos.

-No entiendo -dijo chapoteando con los pies el agua.

-No me cambiaré -aseguré.

-¿A qué te refieres? -preguntó ladeando la cabeza.

-Me quedaré con esta ropa, beberé hasta perder la cabeza y luego amaneceré en la cama de algún morboso. Diré a Harry que abusaron de mí, y habrá otro asesinato más. Terminaré con él y luego me suicidaré -jalé mi cabello hacia atrás-. El plan perfecto -añadí sarcástica.

-Te trae loca ¿no? -alcé la mirada al otro extremo de la piscina y ví una chica de mi edad sentada en el césped.

-¿Quién es ella? -pregunté señalándola con la cabeza.

-No lo sé, pero se ve muy rara.

Perrie estaba en lo correcto. Esa joven estaba sentada como indio, mirándome fijamente. Su cabello café alborotado me recordaba a mí recién despertada. Parecía estar en un trance, pálida, tenía la boca ligeramente abierta y sus ojeras se notaban a kilómetros de distancia. Sus ropas, si es que se le pueden llamar ropas a lo que llevaba, estaban rotas, sucias y le quedaban demasiado grandes. Sus pies estaban descalzos, y llenos de suciedad. Rodeé la piscina, seguida de mi amiga, y me acerqué a sentarme a su lado.

-Hola -saludé intentando ser amable, no quería molestarla. ¿Raro o? Quizá porque solo verla me daba terror.

-Hola -saludó con una voz angelical y extremadamente melodiosa. Se me pusieron los pelos de punta solo oírla. Seguía viendo al frente, dónde había estado yo.

-¿Quién eres? -pregunté mirándola consternada.

-Supongo que no soy normal, no me siento normal. Pero nadie es normal después de todo, todos somos diferentes. Pero creo que soy diferente a lo diferente de la gente normal, por eso no soy normal -suspiró triste.

Miré asustada a Perrie que la miraba igual que yo. No había entendido nada de lo que dijo, menos yo. Volví mi cuello a la joven y volví a hablar.

-Me refería a… tu nombre.

-¡Oh! -soltó una silenciosa risita-. No estoy segura, algo me dice que me llamo Bernadette pero estoy segura que mi nombre no es Bernadette -concluyó con su fría y dulce voz. Me causaba escalofríos oírla pero aun así decidí insistir, terca como siempre.

-¿De dónde eres?

-De aquí -respondió simplemente, parecía una niña perdida. Pero la frialdad de su voz me regresaba a la realidad.

Vampire Story (H.S.) | Ella Bel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora