NACE HARRY

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1290:

-Y es de esa manera que por ordenes estrictas del rey Eduardo I de Inglaterra todas las personas de familia judia seran expulsadas del pais. Iran en embarcaciones...
-¿Y QUIÉN LO DICE?
-Son ordenes directas del monarca. Y no le permito que me interrumpa.

Leonard Maburery, orador y cura judío-alemán; Sir Walt Von-Toessl, embajador inglés y Lord Francisco Neughton de Inglaterra están en una conferencia, pedida por el embajador Von-Toessl para informar al clero de los mandatos de la monarquía inglesa. La sala es cálida y una chimenea es ayudada por la luz de una lámpara de aceite que está en la mesa donde se encuentran de pié estos tres hombres. La tensión en el ambiente se siente, todos tienen tanta seriedad en la cara como palabras entre los dientes. Pero son caballeros y no están dispuestos a conflictuarse en una conferencia, aunque Leonard Maburery casi es sacado de sus casillas al oír la noticia que trajo en embajador.

-¡Eso ya lo oí!
-Ya sabe mi nombre y a usted le consta que soy de confianza -refutó el embajador inglés.
-Caballeros ¡Por favor! Deberían avergonzarse -dijo Lord Neughton-. ¡No pueden estar respondiéndose siéndo ustedes quiénes son! ¡Que irrespeto por su parte! -renegó con una ademán en la cara.
-Si el monarca no hubiera dado esa órden -dijo el cura en voz baja.
-¡Pero la dió padre Leonard! Y aunque yo tampoco estuve muy de acuerdo órdenes son órdenes. Y hay que repetarlas.
-¡Es una expulsión! Como piensa que la iglesia católica va a ser reformada. ¡Los judíos se alzarán contra ellos!
-Los alemanes como ustedes siempre han sido conflictivos…
-¡Pero no malagradecidos!

Anne Cox, señora de Sir Von-Toessl lo espera en un carruaje afuera. Está embarazada, tiene nueve meses, no tiene idea de que su hijo está por venir. Está sentada esperándolo mientras canta arreglándose el cabello cuándo siente una contracción. Suelta un grito ahogado y vuelva a sentir que le rasgan la piel. Baja como puede de la cabina y empieza a buscar a alguien. Está lloviendo y su vestido se está echando a perder. En otra situación eso habría hecho que regrese, pero ahora necesita una atención rápida. Camina con dificultad y encuentra una cabaña a unos metros de ahí. No va a donde su esposo por que sabe que interrupirlo en plena conferencia podría ser malinterpretado, sea lo que sea que esté pasando.

-¿HAY ALGUIEN AHÍ? -grita deseperada mientras toca la puerta-. ¿HOLA? NECESITO AYUDA ¡POR FAVOR! -se dobla del dolor y empieza a notar la sangre en el suelo.

Pequeñas gotitas que ella mira atenta cuando ve una luz encenderse por el espacio entre el suelo y la madera. Luego la puerta se abre y aparece una joven de 25 años aproximadamente. Anne la mira y ella le dice su nombre. Se llama Rosse Styles. Tiene dos hijos mellizos, uno es niño y la otra en niña: Albert y Gemma.

-¡Rosse! ¡Mi hijo ya va a nacer!
-Ven, échate aquí -le señaló una cama de brezo.

Ella se sentó y luego se acomodó en la cama. Rosse la ayudó a quitarse el vestido húmedo. Se estiró en la cama.

-Niños, vayan a sus habitaciones -ordena Rosse con autoridad.
-Estoy muriendo -se queja Anne llena de sudor.

La cabaña no era muy acogedora, había una gotera que hacía un ruido como el del tic-tac del reloj.

-¡Ah! -se quejaba de dolor.
-Tu puedes…
-¡Anne! ¡Duele…! -gritó desgarradoramente.

Fueron 10 minutos de tortura prenatal. Anne se imaginaba en unos años con su niño o niña grande y fuerte, eso le daba fuerza para seguir. Cuándo todo hubo terminado, ella tenía su respiración agitada, ese sonido iba acompasado con el persistente goteo que seguía cayendo en el jarrón de barro. Para luego llenar el cuarto con el sonido más maravilloso que Anne había escuchado, el llanto de su pequeño.

-¡Anne! ¡Oh, Anne querida! Tienes un hermoso bebé -sollozó Rosse con el bebé en brazos.

Tomó una cuchilla y cortó el cordón umbilical lo más cerca que pudo del niño. Luego lo posó con suavidad en los débiles brazos de Anne, quién al verlo así tan frágil y pequeño se le encogió el corazón y no pudo evitar llorar de felicidad.

-Es… muy hermoso -dijo con lágrimas aún en los ojos- mi pequeño Harold.-Que hermoso nombre que le has puesto a este hermoso niño. Pero ahora necesita alimentarse así que te daré un poco de leche.



Rosse se limpió las manos con un trapo y de una vasija sirvió un poco de leche de cabra en un recipiente redondo. Anne hizo una mueca al tomarlo; sin embargo, estaba tan sedienta que al finalizarlo le pareció lo más delicioso que jamás había tomado en su vida. Bajó un poco la parte superior izquierda de la bata que le habian prestado y dió de beber al niño. Este cerró su boca alrededor del seno de su madre y se alimentó hasta quedarse dormido.

-Gracias por lo que hiciste, nunca te lo podré agradecer. Eres una gran persona. Me has ayudado a tener el niño más bello que pude haber deseado y me encantaría que sea tan bueno como tú -miró al niño con ternura y acarició su delicada frente-. Te amo mi pequeño Styles, se que algún día serás grande-luego de haber dicho estas palabras Anne se quedó en un sueño profundo… del cuál jamás despertó.

1300:

…10 años después…



Rosse, quién era judía, por las órdenes del rey fué expulsada. Pero antes infiltró a sus hijos y a Harold en una fortaleza que contruyeron cerca de ahí en Bighthelmeston, actual Brighton. La fortaleza era la más imponente de toda la costa sur de Inglaterra y siempre la gente importante iba a ese lugar que tambien era utilizado para organizar cacerías por que estaba ubicada estrategicamente cerca del bosque.

-Harold, si no te apuras nos encontraran -susurró Gemma escondida tras una columna junto con Albert.

Harold miró ambos lados antes de cruzar de una columna a otra por el grande pasillo principal. Salió de suescondite y corrió lo más rapido que pudo con los pies dezcalsos sobre la fría cerámica. Estaba a punto de llegar donde sus "hermanos" cuando se tropezó y cayó de espalda. Su cabeza se dió un fuerte golpe dejándolo inconsciente.

Vampire Story (H.S.) | Ella Bel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora