¿QUE ERES ARTHUR?

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-¿A-a-ndrew Collins? -pregunté en un hilo de voz, consciente de que me escucharía.
-Oh vamos amor, hemos pasado muy buenos momentos. No me puedo aparecer y que me hables tan fríamente -hizo una mueca, que luego cambió frunciendo el ceño.

Unos fuertes y cálidos brazos rodearon mi cintura, percibí su aroma.

-Lo conoces -gruñó Harry detrás de mí.
-Nos conocemos mejor de lo que te imaginas Styles -alzó una ceja y ahora yo fruncí el entrecejo.
-No digas mierdas Collins -sentí presión sobre mi vientre, Harry me estaba lastimando.
-Au -solté débilmente. Los brazos se aflojaron en mi cintura.
-No digo mierdas, digo la verdad. ¡Me jodiste la vida! Un puto Styles y la vida me jodieron la existencia. ¡Era feliz! -soltó de golpe, algo que supe había estado conteniendo por mucho tiempo.
-No lo eras, tu vida era una mierda -replicó Harry con su mismo tono de impaciencia.
-¡Mi vida era perfecta por ella! -me señaló y luego bajó el dedo-. Lo que tengo ahora no se merece llamar vida.
-Nunca tuviste una vida, y ya deja de quejarte como una nena ¡por favor! -un momento, ¿Harry mató a Drew? ¿Él lo volvió vampiro o lo que sea que Drew ahora sea?
-Me hiciste un asco Styles -dijo Drew mirándolo con odio y furia. Pero aun así, esos ojos grises podían conmigo. Los miré hipnotizada por un segundo, hasta que Harry volvió a hablar.
-Te hice un favor -desvié la mirada y giré el cuello para ver a Harry que tenía la mandíbula fuertemente apretada. Volví a sentir náuseas y mareos, no… Harry no pudo haber matado al primer y único chico que amé, ¿era eso lo que pasaba? Nos dijeron que Drew murió por envenenamiento. ¿Qué carajos estaba pasando?
-Quiero de vuelta lo que es mío -me quedé paralizada, yo no era de nadie.
-Ella no ama a nadie, no intentes nada con ella.
-¡Ella siempre me amó a mí!
-¡No la trates como un juguete! ¡No te puedes ir y dejarla sola así!
-¡Todo fue tu maldita culpa y tú no la trates como una más! -oí sus fuertes pisadas acercarse.
-¡No me traten como si no estuviera aquí! -grité separándome de Harry rápidamente.

No sabía exactamente qué estaba pasando, y quizá eso me ayudó para dar con ese atrevimiento.

-Harry -me volví a mirarlo a él-. Dime que no le hiciste nada -no me contestó, solo me miró duramente, incluso me dolió pero no iba a caer, no ahora-. ¡Contéstame! -volví a insistir.
-Sí, sí que lo hice -afirmó cruzando los brazos y mirando sobre mi hombro, a Drew.
-Drew -di una media vuelta sobre mi talón, y ahora lo vi como lo recordaba.

Fresco, calmado, con las manos en los bolsillos y una forma de mirar tan penetrante como antes.

-Yo… -no me dejó terminar el timbre de cambio de hora, o salida.

Él no se inmutó, se quedó ahí. Viéndome. Parecía que el tiempo no había corrido para él, seguía con la misma apariencia de joven de 19 años que se camuflaba muy bien entre los estudiantes. Un chillido agudo de algún estudiante me despertó de mi ensoñación. ¡Demonios! ya vieron su estaca y a Katherine.

-¡Abran paso! ¡Que tanto alboroto hacen aquí! -giré mi cabeza en dirección a un grupo de alumnos aglomerados alrededor del cadáver, y al Rector acercarse haciéndose espacio entre los curiosos-. ¡Santo cielo! ¡Qué ha pasado aquí!

Intenté parecer lejanamente interesada, nadie debía sospechar de nadie.

-Ellos se encargarán -el susurro de Drew me dió una sorpresa. Tanteó buscando mi mano y al encontrarla la entrelazó con la suya.

Me guio hacia la entrada principal -a la que rara vez iba- y se puso delante mío. No había nadie más ahí, todos habían entrado para ver qué pasaba.

-Que… -intenté hablar pero se había formado un nudo en mi garganta. Y vaya que se sentía feo, pues tenía ganas de gritar y llorar. Miré su pelo desordenado jugando con el viento, luego sus labios y mis ojos se cristalizaron.
-Jane, oh mi Jane. No llores -me siseó abrazándome-. ¿Qué te pasa mi pequeña alborotadora?

Solté un suave gemido en su pecho, me estaba sintiendo devastada. Yo lo vi en su entierro, yo fui su último beso, él fue mi primera vez. ¡Él estaba muerto! Esto podía conmigo, si hace una semana me habrían dicho que todo esto pasaría me habría reído en la cara del que inventó una desfachatez así. Su mano secó unas lágrimas que caían en mi mejilla y me miró tiernamente. Nunca nadie me había mirado de esa manera.

-Estoy tan confundido como tú Jane -susurró en mi oído, luego se separó y se acercó un poco a mí.

Me separé un poco más, no podía hacerle esto a Harry. No quería ser una perra con él.

-N-no -dije débilmente y con lágrimas saladas entrando en mi boca.
-¿Por qué? -dijo formando en una sola sus cejas. Bajé la mirada -. Mírame por favor.

Sentí sus dedos húmedos, por mis lágrimas, levantar suavemente mi mentón. Suspiré y casi como hablara el viento dejé escapar la palabra <<Harry>> de mis labios.

-No puede ser -balbuceó separándose de mí-. No pudiste caer tan rápido ¿no? -dijo furioso. Ya me sentía mal, y me estaba haciendo sentir peor.

Negué con la cabeza intentando secar las lágrimas que por un momento dejaron de caer.

-¿Que sientes por él? ¡¿Lo amas a él ahora?!
-¡No amo a nadie! -exclamé usando mis escasos recursos de fuerza que me quedaban.
-¿Ni a… mí?
-Tú estás muerto Drew -arrugué la nariz y lo miré tristemente-. Y contigo, murieron mis sentimientos -añadí lo más fría que pude, pero el temblor de mi voz me delataba.
-¿Qué sientes por él? -no respondí, pues a Harry si lo quería-. ¡Háblame!
-¡NADA! -¿Que estaba diciendo?-. No siento nada por Harry -Gran Mentira escrita y narrada por Emily Jane Allen.
-¡Dime la verdad Jane! -gritó tomándome por los hombros.
-Ya te dije -culminé diciendo entre dientes. Enfrentándolo con la mirada, no sabía quién duraría más.
-¿Y yo? -preguntó pasando sus manos de mis hombros a mis brazos y luego a mis manos.
-Nada -alejé sus manos de mí y lo vi apretando los dientes. Cerré los ojos un segundo, y al segundo siguiente, él ya no estaba ahí.
-Tienes razón, mi humanidad no estaba del todo apagada -la voz de Harry a mi espalda me hizo girar con la ira contenida dentro de mí-. Yo SI siento algo por ti.

Sus ojos estaban brillosos y su mirada era intensa, me sentía mal y molesta a la vez. Yo tambien Harry, yo tambien...

-Harry… -intenté evadir su mirada, pero no podía-. Déjame sola un momento, por… -no había terminado la frase, pero él ya se había ido. De golpe sentí el frío que hacía.

Di una vuelta al campus y me senté en un área de lectura fuera de la biblioteca. Quería que alguien de pronto apareciera: se pusiera a insultarme, se sentara a mi lado a conversar, o que empiece a cortejarme. Pero nada pasó, Katherine hasta muerta me jodía la existencia. "Pero, al menos, así está mejor"… luego me arrepentí de haber pensado eso. La más miserable lágrima rodó por mi mejilla, la última ese día además.

[…]

-Señorita Allen -me abrió la puerta el mayordomo de la familia Allen, Arhtur Ketterle.
-Hola Arthur -sonreí débilmente entrando a la casa.
-¿Qué pasó con su llaves señorita Jane?
-Oh nada, salí muy apurada… eso es todo -miré mis uñas distraídamente-. ¿Y qué tal tus vacaciones? ¿Qué tal pasaste la navidad?
-Muy bien, muy bien -comentó alegre pasando sus manos por su terno.
-Me alegro Arhtur -dije tratando de mostrar una falsa alegría. A Arthur le tenía esa consideración que solo pocas personas tenían de mi parte
-No quiero parecer entrometido, pero… ¿Está usted bien?
-No se preocupe, estoy bien. Gracias -mi intención no era sonar grosera, pero así pareció.

Subí las escaleras a mi refugio. Estaba queriendo conmigo a Harry para gritarle que lo odio y luego comérmelo a besos. Entré por la puerta y vi a Cloe tendiendo la cama. Y ahí viene de nuevo su hipocresía.

-Hola señorita Allen -saludó alegremente estirando la almohada-. Jane se fugó y Arthur me dijo que podría acomodar su habitación.
-¿Y lo estás haciendo bien hipócrita? -pregunté desatando mi ira contra Cloe.
-Er… sí -sonrió nerviosa y yo lo hice triunfante.
-¿Almohadas? -pregunté alzando una ceja y mirándola inquiridoramente.
-Bien mullidas -afirmó segura, tomando confianza.
-¿Sábanas? -insistí
-Bien estiradas.
-¿Piso?
-Bien limpio, mire como brilla -rodé los ojos sin mirar abajo y volví a preguntar.
-¿Ventanas? -titubeó un poco y luego respondió.
-Esto… Jane las limpió ayer y, bueno pues, pensé que ya no…
-No importa, ve y tráeme un café cargado ¿quieres?
-Claro señorita.

Salió de la habitación y me senté en la cama más frustrada que antes: Ahora debía pagarle el doble a la muerta de hambre de Cloe por hacer el trabajo que Jane hacía. ¡Aich Harry te odio!

-Pase -bufé después de que golpearon una vez mi puerta.
-¿Se encuentra bien? -preguntó Arthur cuándo su cabeza se asomaba por la puerta.
-Sí, ¿Por? -fruncí el ceño.
-Gritó -¿grité?- que odiaba al señor Harry, si no me equivoco… ¿Styles no? Vino a verla unos minutos antes que usted llegara -abrí mis ojos y mi boca.
-¿Lo conoces? -dije jadeante.
-Lo conocí en mi juventud, está igual que siempre. 

Mi corazón se aceleró y él me guiñó un ojo. Él sabía, Arthur sabía.

-Si desea escuchar un consejo… -asentí inconscientemente, para que siguiera hablando-. A su madre no le gustará nada cuando llegue el miércoles.
-No lo sabrá -dije confiada.
-No esté tan segura -iba a hablar pero me interrumpió-. Con permiso señorita.

Cerró la puerta y caminé ahí abriéndola y mirando ambos lados sin ver nada más que el corredor iluminado únicamente por la luz de mí cuarto.

-Bueno, solo sé que él no es vampiro porque se hizo mayor junto conmigo… pero… ¿Por qué se fue tan rápido? Desconcertada mayormente me senté en la cama… Me eché… Mis ojos cansados se cerraron… lentamente caía en un profundo sueño.

Vampire Story (H.S.) | Ella Bel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora