SUPER DOTACIÓN CULINARIA

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Despertar al lado de un hombre tan como Harry de verdad que te ponía de buen humor. Estaba en el jacuzzi mientras él preparaba el desayuno. Mmm… podía acostumbrarme a estar consentida por él. El agua fría refrescaba mi cuerpo, la espuma daba un efecto relajante, y el gel de baño… la combinación perfecta. Cerré el grifo y volví a echar mi cabeza en el respaldar. Mis parpados caían lentamente, y cuando terminaron por taparme completamente la vista, no lograron atraer el sueño. Suspiré, liberando en ese gesto todas emociones que había recibido en un pequeño pero aturdidor día. Me levanté y cogí la toalla, envolviéndome en esta mientras salía de la tina. Mis pies húmedos tocaron la alfombra y avanzaron hasta la puerta, la abrí y empecé a buscar la ropa que me pondría. En el closet encontré una camiseta negra con detalles en dorado, al verla me imaginé que short quedaría perfecto. Junté las dos prendas y, después de haber elegido la lencería, me las puse. Estaba encargándome de mi cabello cuándo entro Harry, dejándome boquiabierta.

Llevaba una camisa de lino blanca y unos jeans sueltos desde la rodilla hacia abajo. Ya se había bañado, quizá había regresado a dondequiera que viva. Mordí mi labio instintivamente repasándolo con la mirada y a la vez follándomelo en la mente.

-Que sexy -dijimos al unísono, para luego mirarnos a los ojos y estallar en carcajadas.

-Te ves hermosa Emily -susurró cuándo terminamos de reír.

-Y tú muy atractivo -coloqué mis brazos alrededor de su cuello y mis manos se enredaron en su cabello húmedo satisfaciendo así el primer deseo que tuve al verlo por primera vez.

-El desayuno está abajo -dijo y me beso, sentí sus labios en todo mi cuerpo y luego un cosquilleo en mi vientre.

Juntamos las frentes y él me cargó por la cintura, rodeé con mis piernas, y cierto esfuerzo, sus caderas. Apoyé mi cabeza en su hombro mojando con mi cabello húmedo su camisa.

-Vamos -dijo poniendo una mano en mi espalda y otra en mi trasero para así bajar al desayunador.

Sonreí estúpidamente mientras bajábamos las escaleras. Estaba feliz, internamente, me sentía así. Parecía que los problemas del día anterior se habían disipado, solo me importaban dos personas en este momento: él y yo. Éramos tan parecidos, pero a la vez tan diferentes. Su sexy pero serena voz me despertó.

-¿Qué piensas? -preguntó y sentí su garganta vibrar en mi mejilla.

-Nada -mentí.

-Bajamos y suspiraste tres veces, dime que pasa -me colocó de pie en la cocina y me miró a los ojos.

Amaba sus verdes, fríos y surrealistas ojos.

-Pasé la mejor noche de mi vida, eso es todo -me encogí de hombros sin terminar el contacto visual.

Se mordió el labio haciéndome derretir y luego se dió la vuelta tomándome de la mano y me ofreció una silla en la mesa. Habían pancakes, miel de maple, yogurt, frutas picadas -sandía, plátano, fresa, manzana-, tocino y huevos fritos, tortitas, cereales, delicias turcas, refrescos, todo tipo de panes, vinos tinto y blanco, mantequilla y aceite, jamón frío, mermelada, café y leche. Un momento, ¿Delicias turcas? ¡Cielos! Esto es más de lo que puedo pedir. Abrí los ojos a tope y vi a Harry sentarse delante de mí.

-Yo también -me dedicó una de sus juguetonas sonrisas de lado.

-Harry… esto es mucho -dije en un hilo de voz, sorprendida y abrumada. Quería que me dijera que él no hizo solo todo esto.

-No sabía que te gustaba, así que preparé un poco de todo -alzó ambas cejas y me miró cauteloso.

-Me gusta todo -murmuré y dirigí mi mirada a la mesa llena a más no poder-. Pero Harry, esto parece un banquete de la realeza.

Vampire Story (H.S.) | Ella Bel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora