PRIMERA IMPRESIÓN

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-¿Estas bien? –me preguntó el barman cuando llegué aturdida a la barra.

-¡Dios! ¿Tan terrible me veo? –dije sentándome en la silla.



Empecé a buscar con la mirada a Perrie, que fue llevada a la pista por un joven rubio, que para ser sincera no me dio muy buena espina a pesar de estar toda ebria. La vi meneándose con el chico, ese tal Jonathan.



-No creo que de alguna manera te veas terrible.



Una voz gruesa y ronca me habló desde atrás, me gire sobré mi cuello para ver de quien se trataba. Habrá sido el alcohol, seguro, lo que mi hizo ver que estaba frente a un ángel. Tenía unos grandes ojos verdes, como la esmeralda. Unos labios rojos tan carnosos pero tan delgados a la vez. Y ese cabello, es tan perfectamente ondulado, me dan ganas de enredar mis manos en sus rulos. Demonios, estoy sonando (o pensando) demasiado cursi, para mi gusto. El alcohol. Sí, eso debe ser. Pero hay algo que no encaja en esa perfecta cara ovalada. Su piel es completamente pálida, e incluso pareciese que unas ojeras contornearan sus ojos.

Me lo quedo mirando muy indiscretamente, y el ladea la cabeza intentando comprender el porqué de mi reacción. ¿No es muy obvio acaso? Es perfecto, casi.



-Gracias por el cumplido –digo cuando logro volver a respirar.



Me paso un mechón de cabello tras mi oreja, pero de nada sirve porque la onda vuelva a caer junto a mi cara.



-No hay de que –sonrió encantadoramente y lo miré embobada.



Jane, no pierdas la cabeza. Da por hecho de que ahora en adelante nadie, pero nadie más que tú tendrá el control.

De pronto, mientras el me mira con unos ojos demasiado profundos y tan vacíos. Sentí como si me hubieran acuchillado en la espalda. Mi palpitación se aceleró repentinamente y mi vida caía hecha trozos a mis pies. Mi cabeza me duele, como si me hubieran estado dando muchas vueltas sin parar. Poso mi mano en mi cabeza y me la agarro como su quisiera arrancármela de un tiro.





-Lo siento ¿Te hice daño? –lo miré extrañada por la singularidad de su pregunta.

-No, tu no pudiste haber sido –cerré los ojos muy fuerte-. Es imposible.

-Es que a veces no me puedo contener.

-De que mierda hablas.



Lo miré a los ojos y estos estaban tiñéndose de rojo. De pronto mi reacción fue la más inesperada ante esa situación. A pesar de que mi cabeza me latía muy fuerte no pude evitar reírme. Reí y reí. El pareció estar más confundido que yo. Las bebidas de verdad que me ponen de malas.



-No me lo tomes a mal, pero, creo que lo mejor sería que te fueras de este lugar de una vez.



Mi dolor mental y corporal aumentó y aumentó –y seguía aumentando-. Sentí una punzada en el pecho después de dejar de reír. Estoy tan mareada que no sé si estaré alucinando. No debí aceptar los tragos que me ofrecieron. Ahora me doy cuenta, ahora que de nada sirve.



-Párate y vete de este lugar –miré al perfecto desconocido que me estaba botando de este lugar y que además empezaba a irritarme.

-¡No me largaré!, ¿me entiendes? –tomé mi bolso y me fui al baño, o tocador, como sea.



Maldita sea, quien se ha creído ese para intentar sacarme de aquí.

Mi estómago pide a gritos ayuda, y si no aguanto más, creo que se la voy a dar. No, mierda. Sí, voy a vomitar. Entro el en cuarto del váter y apoyo mis dos manos contra la pared. Vomito. Creo que jamás podré tomar más de una botella sin estar en una situación similar. Me lavo la boca y me la seco con papel tissue, Kimberly-Clark. Abro la puerta y veo al chico ojos verdes que me encontré en el bar.



-Toma –me extiende su brazo y me entrega mi pendiente.



¿De dónde lo sacó? ¿Se me habrá caído mientras estaba sentada?



-Me gustan.

-Gracias –sonreí un poquito, lo tomé y me lo puse.





Avancé y pasé por su lado, prefiero no juntarme con locos. Y supongo que él es uno. Un sexy y guapo loco. Mmm. Quizá con él haya una excepción.

Así que giro sobre mi talón con una sonrisa en la cara.





-Discúlpame, no sé tu nombre –ladeé la cabeza y me acerqué un poco a él.

-Yo tampoco sé el tuyo.

-Pero necesito primero saber el tuyo.

-Yo no lo creo –ahora el ladeó la cabeza y se acercó a mí-. De verdad mi intención nunca fue hacerte daño.

-No sigas con eso.

-Pero por favor discúlpame.

-¡No! ¡Que tú no lo hiciste maldita sea!

-¡Esta bien! Yo no lo hice -alzó las manos.

-Gracias, de nuevo. Bien ¿Y tu nombre? –me crucé de brazos.

-¿Y el tuyo? –me imitó.



Yo me limité a sonreír y alzar una ceja.



-Soy Harold, pero me llaman Harry.

-¿Harold? O Harry. ¿Harry qué?

-¡Ah! –bajo la cabeza y pude ver que sonreía, luego aun con la cabeza semi agachada alzó la vista- Harry Styles.



Reí mostrando los pequeñitos dientes blancos que tengo y solté una pequeña carcajada.



-¿Es ese nombre legal?

-Parece que si -él rió también y alzó la cabeza.

-Bien, yo soy Emily Jane Allen, aunque mi mejor amiga me llama Jennifer, no tengo idea por qué, pero todos mis familiares y mis amigos –cerré los ojos al decir <<amigos>> y me mordí el labio inferior- me dicen Jane. Si quieres tú también.

-Vale, Jane. Quiero un trago ¿Me acompañas?

-Vale, Harry. Parece que tú también eres inmune al alcohol.

-Vamos.



Me rodea los hombros descubiertos con un brazo y avanzamos así por el local entre la gente y llegar a unas mesas cerca del bar.



-Me da una más y un vaso de agua por favor –pide al barman de manera directa y fría.



Lo que pasó después de eso, es algo que no recuerdo. Es como si me hubiera dado un ataque de amnesia o algo parecido. No tengo ni idea de cómo amanecí en casa de Perrie, en el cuarto de invitados, solo sé que pasé una buena noche. Creo que bailé. Si porque me duelen mis pies y mis brazos. Al lado de la cama, en una mesita de noche, y junto al reloj digital había unas pastillas y un vaso de jugo de naranja.



-Gracias por el jugo, estuvo riquísimo –digo mientras bajo las escaleras con mi vaso vacío y el cabello recogido en una coleta.

-De nada, pero yo no te he llevado nada –dice Perrie que va bajando conmigo.

-Ajá, si claro. Como digas.





Nos sentamos en la mesa y un mayordomo nos sirve un desayuno digno de los dioses.

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¿Me regalan un voto? C: No cuesta nada :)

Vampire Story (H.S.) | Ella Bel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora