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Ese lugar, cerca al estacionamiento de la escuela, escondido entre pequeños arbustos, se había convertido para Michael y para mí en un lugar perfecto. No queríamos que se levantaran comentarios al ver que hablaba tanto con Michael, así que decidimos vernos allí todos los días para charlar. Era simplemente maravilloso.

— ¿Cómo vas con Emma?

—Es una chica encantadora, pero no la amo —Michael cortaba ramitas y hacia figuras con ellas en el suelo —Además sé que ella le gusta Anee.

—Anee es bonita.

Un pinchazo en el pecho me hizo mirarlo, sonreí forzadamente cuando dejo las ramitas y me miro.

—Lo es, es muy bonita.

El silencio se instaló entre nosotros y jugué con mis agujetas, mientras sentía los celos aun presentes, era ridículo. Michael nunca se fijaría en una mujer, no era como yo. Quizás también sabía la escala de ardientes de Emma.

—Lo siento Audrey —Michael soltó un suspiro —Ya no puedo esperar más.

¿Esperar más? ¿Sería para ir al baño, Por qué se aguantaba tanto? Estaba a punto de decirle que podría llegar al baño a tiempo. Antes de decir una sola silaba tomo mi rostro con una de sus manos y me beso.

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