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—Ordena esas  y podrás irte.

El profesor de artes dramáticas señalo unas cuantas cajas al fondo del escenario, limpio sus anteojos con un pequeño paño blanco y volvió a colocárselas. Era un completo cretino, creía en la perfección y obligaba a sus estudiantes a alcanzarla. Cada vez que la profesora Peyton enfermaba él se encargaba de sustituirla y era un completo asco.

— ¿Solo eso?

—Sí, solo eso. Mañana quiero verte a primera hora para ensayar, aun te falta mucha practica para tu papel.

—Vale.

Me dedico una sonrisa de boca cerrada y se encamino hacia la salida.

Había pasado un mes exacto desde el accidente con Ryan, Emma hacia su mejor esfuerzo por distraerme pero no funcionaba, el dolor aún seguía ahí. Iba a pasar un buen tiempo para poder aplacarlo totalmente, para ser sincera sabía que el recuerdo no se borraría totalmente.

Acomode la última caja y me dispuse a marcharme, las puertas del teatro se abrieron bruscamente. El recién llegado dio unos pasos atrás y me miro incómodo.

—Lo siento, pensé que el profesor Richard estaba aquí.

—Lo estaba.

Michael se mostraba inquieto, trataba de fijar su atención en cualquier cosa, menos en mí. ¿Ahora no soy digna de mirar o qué demonios?

—Bueno vendré mañana —Pensé que se daría media vuelta y se marcharía — ¿Cómo estás?

¿Cómo estaba? Me entraron muchas ganas de golpearlo, gritarle lo mal que había pasado. Que por su culpa trataba de ocultar lo que era, que traicionó mi confianza pero sobre todo, rompió mi corazón.

—Estoy bien ¿Qué tal tú?

—Todo marcha bien.

Todo marcha bien para ti maldito gilipollas hipócrita. Se implanto silencio entre nosotros, ¿eso era todo?

—Audrey tenemos que hablar.

—No hay nada de qué hablar.

—Lo hay, Audrey de verdad lo siento.

¿Lo sentía? Me dejo sin ninguna explicación, tomo el camino más fácil y ahora lo siente ¿de verdad?

— ¿Vuelves después de un mes a decirme esto? fuiste y eres un maldito cobarde.

—No me dejabas acercarme, además era lo mejor.

— ¿Lo mejor? No te atreviste afrontar la situación.

— ¡Intentaba protegerte!

— ¿protegerme? ¿Esa es tu manera de protegerme? ¿Lastimándome?

—Yo te amo.

— ¡Maldito mentiroso! —Intente controlar las lágrimas pero fue en vano, mi vista se nublo y mi cara quedo empapada, joder si seguía así de sensible iba a crear todo un maldito océano — ¿Por qué haces esto?

—Porque me importas, solo quiero estar contigo pero debo protegerte —Daba pasos hacia mí con lentitud —Te harán mucho daño si descubren lo que somos.

—Hablas como si fuésemos fenómenos.

—No Audrey, por Dios no es lo que quise decir —Se encontraba a escasos centímetros de mi —Te lastime y mucho, solo quiero que vuelvas a confiar en mí.

—No sé si pueda volver hacer eso.

—Sí que puedes, quiero volver a enamorarte desde cero si hace falta, ¿Me quieres?

Sí que lo quería y mucho, era un total desperdicio mentir sobre eso.

—Mucho.

—Eso es suficiente para comenzar.

Con una zancada llego hasta mí, una de sus manos acuno mi rostro y la otra se dirigió a mi espalda baja, empujándome contra él. ¿Podría perdonarlo? No lo sabía en ese momento, mi mente no pensaba en otra cosa que no fuese los labios de Michael contra los míos, en  ese pequeño momento solo éramos nosotros, y era perfecto.

No debí bajar la guardia.

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