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—Te quiero —Contuve la respiración mientras lo susurraba cerca de mis labios.

—Quiero intentar creer en ti.

—Por favor.

Solo basto eso, un pequeño por favor  fue suficiente para dar una oportunidad. Pero aún tenía una pequeña molestia.

—Ryan.

—No hay nada Audrey, simplemente era imposible que algo funcionara de verdad.

—Tú lo elegiste, yo te vi en la pelea.

—Estaba actuando, te vigilaba. Siempre estuve al pendiente de todo lo que estaba cerca de ti —Dejo un pequeño beso en mi frente — ¿Aun no confías?

—No es eso, todo es muy complicado.

—Solo importa tú y yo ¿Cuál es lo complicado?

Me arranco una sonrisita sincera, la primera en un mes. Ni siquiera Emma fue capaz de crear una en mis labios.

—Aun te debo un refresco —Tomo mi mano mientras me encaminaba hacia la salida — ¿Lo recuerdas?

Asentí frenéticamente mientras aumentaba el agarre en su mano, todo parecía sacado de un cuento de hadas. Debí recordar que incluso los cuentos, no tenían su final feliz.

Al final decidimos escoger una enorme malteada, nos sentamos en un parque con árboles frondosos. Bromeamos, reímos, jugamos; simplemente fue mágico para mí. No quería que acabase nunca, pero término de la peor manera.

— ¿Cuándo podremos decirle a todos? —El frunció el ceño en señal de no estar entendiendo —Sobre nosotros.

—Todo a su tiempo Audrey —No quería tiempo, deseaba hacerlo público ya, no tener ningún temor de tomar de la mano a Michael en público — ¿Sabes que quiero yo?

— ¿Qué? —Se acercó aún más a mí.

—Otro beso.

Su nariz acaricio la mía, provocando otra sonrisa. Era increíble lo que me hacía sentir. Tiro de mí acomodándome en su regazo, sus manos atraparon mi rostro y sus pulgares hacían caricias en mis mejillas. Sus labios se posaron con extrema lentitud sobre los míos, me besaba lentamente y dejaba pequeños mordiscos en mi labio inferior. Mi cuerpo sintió un cosquillo por todas partes, mi estómago de transformo en una completa jungla. Era inmensamente feliz.

Nos separamos con igual lentitud, sus ojos se concentraron en los míos. Soltó una gran carcajada y me estrecho contra sus brazos.

— ¿Qué mes estás haciendo Audrey?

Solté una risita tonta mientras le devolvía el abrazo, aspire su olor llenándome de él.

—Te quiero —Se sentía bien decirlo, lo quería mucho. Si mis acciones no bastaron mis palabras lo reafirmaban —Te quiero mucho.

Mientras abrazaba a Michael unas cuantas risitas me hicieron salir de mi burbuja, mire una figura a lo lejos, enfoque mi vista en ese punto. Frio recorrió mi cuerpo y mi corazón latió rápidamente, Ryan tenía una sonrisa cínica. Con un movimiento de sus manos llamo la atención de los que lo acompañaban. Mi respiración se agito mientras los veía acercarse. Parecían una pandilla de chicos malos, estuve a punto de soltar una carcajada por la imagen hasta que recordé lo que podían llegar hacer.

No estaba preparada para ese momento.

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