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—Audrey.

Mi madre tenía en sus manos una de las pequeñas nubes que había hecho para decorar mi habitación.

Toque la mejilla en la que esperaba recibir el golpe y mire a Evolet. Ella centro su atención en ese punto.

— ¿Creías que iba a golpearte?

Los ojos de mi madre se agrandaron por la sorpresa. La verdad sonaba ridículo que ella hiciera algo así.

—Audrey nunca te haría daño —Dejo de tocar la nube y acaricio mi rostro —Eres mi hija.

—Lo siento mamá

Suspiro con pesadez y se giró hacia Michael.

—Deberías estar en la escuela —El tono de mi madre era neutro — Apresúrate, antes de que alguien note tu ausencia.

Michael no dijo ni una palabra, solo asintió y dio media vuelta para salir por la ventana.

—No —Mi madre señalo con su dedo índice la puerta —Es peligroso, usa el método tradicional. La puerta.

Michael enrojeció, se apresuró a salir de la habitación en completo silencio.

—Mamá por favor no le digas a Carly.

—De verdad pensé que era una etapa —Se sentó a mi lado y tomo mi mano —Eres adolescente, quizás querías experimentar un poco, yo jamás pensé que fuera algo serio.

—Pero lo es mamá.

Audrey soltó un largo suspiro.

—Claro, ahora puedo notarlo cariño. ¿Te gusta?

—Es mucho más que eso.

—Es un buen chico, sus padres son personas increíbles —Evolet entrelazo nuestras manos —Las cosas serán difíciles Audrey ¿Lo sabes verdad?

—Lo sé mamá.

— ¿Y él lo sabe?

Mire a mi madre, la verdad no lo sabía. No había tocado el tema con Michael.

—Quiero creer que sí.

—Tendrán que enfrentarse a varias personas cariño, su apoyo es lo mínimo que deberías tener de el —Evolet tenía razón, Michael debe estar conmigo, pues iba a ser un camino difícil —Cuanto estés lista hablaremos con Carly.

Apretó su agarre y me dio una pequeña sonrisa.

— ¿No estas decepcionada de mí?

— ¿Por qué lo estaría? ¿Por estar enamorada de un chico? —Soltó
una de sus risitas —Cariño eso no te hace mejor o peor persona,
además eres mi hija. Audrey, estaré aquí para ti siempre. Te amo.

—Y yo a ti mamá.

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