Capítulo 28. Recolectando Bijus.
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Minato Namikaze estaba feliz de su hijo recién nacido, era pequeño y hermoso y una copia de Itachi solo que rubio y ojiazul. Al principio creyó que Naruto no lo tomaría bien pero resultó que después de digerir la noticia estuvo contento de tener un hermanito y sus yernos pasaron de lo fríos insensibles a histéricos cuñados que no dejaban ni que le diera el aire a su hermoso esposo embarazado.
Una vez que naciera su bebé con la ayuda de su nieto Minato-chan y la kunoichi amiga de su hijo de nombre Sakura del futuro se convirtió su casa en una de locos, iban y venían e incluso Madara Uchiha fue a visitarles y felicitarles acompañado de Izuna que les trajo un gran peluche de rana naranja para el pequeñito.
Recordó que por fin se decidió a llegar a más con su ahora esposo gracias a la carta que le dio su nieto de Kushina, en esta decía que buscara a alguien con quien vivir feliz y que amara a su Naruto, que estuviera con él en las buenas y en las malas y que sobre todo realmente lo amara a él, no al cuarto Hokage o al héroe de Konoha sino al hombre, a Minato.
Itachi era esa persona especial y solo le llevo un par de minutos decidirse después de leer la carta, aunque no fue su intención de embarazar a joven Uchiha tan pronto pero no se quejaba, ese bebé de nombre Iori Namikaze era una bendición en toda esta incertidumbre del maniaco Kenji Uchiha.
Y ahora aprovechaba que Itachi le acompañaba a recibir a las delegaciones con los jinchurikis de las demás aldeas ninja que habían tardado por sobre todo debido a sortear inconformidades de sus ancianos y consejeros pero se alegraba que incluso los señores feudales hicieran una tregua ante la inminente amenaza a las naciones. Regresando a su pequeño bebé inesperado también se alegraba que su hijo del futuro, Naruto Hokage fuera tan buen padre y supiera mucho de bebés pues era usual que sus clones le hicieran de niñera, sabía de antemano que esos clones era muy poderos por sí mismos y si algo más pasaba en un flash tendrían al original dispuesto a desatar un infierno sobre aquel pobre diablo que hiciera algo en contra de Iori-chan, el pequeño otouto sobre protegido por su hermano, tio y cuñado sin contar nietos futuros y claro, su letal madre Itachi aparte de él mismo.
Salió de sus pensamientos cuando el raikage le saludó como hacía años cuando Minato era líder de su aldea, a su lado venía Killerbee su hermano menor y jinchuriki del Hachibi y no muy feliz que digamos.
- Hola joven Bee-san, espero que conozca a mi hijo y se lleven bien- dijo para aligerar el ambiente antes de ser apretujado por la Mizukage Mei que lo abrazó haciendo que su cara se enterrase en su enorme busto.
-saludos Minato-sama, espero podamos conocernos mejor y hablar ahora que estaremos en Konoha algún tiempo- dijo sugerente la mujer a la par que sus guardias negaban con la cabeza, el raikage se ofendía de ser ignorado e Itachi... su instinto asesino era comparable con el de kyuubi.
- disculpe Mizukage-sama pero MI esposo está muy ocupado con asuntos de la aldea y NUESTRO BEBÉ- recalcó con voz tranquila su joven esposo Itachi pero había amenaza en el tono, la mujer kage retrocedió al reconocer al que fuera antes un famoso criminal de clase S, ex akatsuki y cuyos ojos rojos destilaban odio y promesas dolorosas de seguir tratando de seducir a Minato que desde hacía un par de meses era su esposo, y recalca: SUYO.
No cabe duda que los celos y la posesividad son genéticos de los Uchiha. Pensó aturdido el cuarto hokage viendo como su esposo parecía a punto de matar, solo se detenía para evitar conflictos internacionales pero reconoció en el los mimos signos de Sasuke pasado y futuro celoso, lo mismo de Madara cuando alguien se acercaba de más a Hizashi, de Izuna cuando Kushino-san (kyuubi en forma humana) llamaba la atención de hombres y mujeres y hasta Fugaku que sospechaba tenía sus cositas con Hiashi Hyuuga porque gruñía como bestia cuando cualquier posible pretendiente le rondaba al líder Hyuuga.