Capítulo IV

999 25 0
                                    

Estuve tan pendiente de lo que los demás hacían que me olvide de lo que iba buscando, la entrada hacia la luz.

Debía seguirla pero... ¿me merecía estar ahí arriba? ¿y descansar en paz como los demás? De nuevo mil y un preguntas se paraban en mi cabeza, mil y un maneras de hallar mi problema, pero ninguna me servía.

La luz poco a poco se alejaba intentaba cogerla pero algo me lo impedía. Y me di cuenta... todo era tan lógico, que ciega estuve, todo tenía su significado. Pero... ¿como podría solucionarlo? No había manera humana de arreglarlo. Estaba en un apuro, ni aquellas misteriosas voces de mi cabeza podían ayudarme... ¿había acabado todo?

Cuanto más pensaba peor me iba, necesitaba ayuda, ayuda de alguien. Necesitaba soltarme, desatarme de aquellos problemas que me tenían presa, necesitaba llegar a la luz, pero el peso que llevaba encima era demasiado para una sola persona.

Me estaba dando cuenta de que necesitaba a alguien al lado, no podía con aquella molesta carga, me tenia agarrotada. 

Gritaba y gritaba. Pero nadie me escuchaba, solo se oía el eco de mi aguda voz. Estaba segura de que vivia sola, me habían abandonado. No paraba de preguntarme... ¿qué fue lo que hice mal? 

Y al fin lo vi, todo se me mostro tal y como quería. Pero solo acababa de empezar y había que buscar una salida. Para alcanzar la libertad.

Un último adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora